Tengo abandonado el blog. Es un hecho. No sé si caben o no excusas pero da igual. Tengo el propósito firme de retomar esta tarea y lo conseguiré.
Ahora no he podido dejar de buscar esta herramienta para desahogarme. Diálogo y más diálogo. Es la palabra clave estos días. Parece que el diálogo es el bálsamo de Fierabrás que curará mágicamente las enfermedades que padece nuestra sociedad y cuyos síntomas se manifiestan estos días con virulencia.
Dicen "sentémonos a hablar, a dialogar" o "hay que hacer política"... ¿Hablar? ¡Vale! ¡Hablemos! Pero, ¿de qué? ¿para qué?
Lo que falta no es diálogo. Lo que falta, sobre todas las cosas, es PENSAR. Antes de sentarse a hablar habrá que darse un paseo y saber qué pasa, por qué, dónde está el origen y cómo podemos encauzar esta lamentable situación.
Un vez más comprobamos que nuestra sociedad está ayuna de saber. No sabemos lo que queremos. No sabemos a dónde queremos ir... y por eso no vamos a ninguna parte. Otra prueba del desastre de nuestra educación.
Lo del diálogo es igual que lo de la libertad de expresión. Para ser libre expresándose no basta con que te den la palabra sino que hace falta ser capaz de pensar libremente, no usando píldoras de "pensamiento correcto" de usar y tirar.
Luego, cuando el bálsamo del diálogo demuestre su ineficacia, diremos, como don Quijote a Sancho, que la culpa es del escudero por no ser caballero andante.
Estoy completamente de acuerdo contigo Rafael en que de nada vale apelar al diálogo si antes no tenemos ideas claras y coherentes sobre lo que pretendemos conseguir con dicho diálogo. Dialogar está muy bien, pero con un objetivo claro, no como una pose para demostrar los civilizados que podemos llegar a ser. Un saludo Rafael y ánimo con tu blog
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Anais! Ahí voy.
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