jueves, 2 de mayo de 2024

Sexenios de cartón piedra, tecnología educativa y honestidad

En el mundillo universitario hablamos de sexenios para referirnos al reconocimiento de un tramo de investigación de seis años, que tiene efectos económicos (unos 120€ brutos al mes) y, sobre todo, promocionales: ascenso en la carrera profesional, descarga académica, etc.

La CNEAI (Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora), dependiente de la ANECA, es el órgano encargado de realizar la evaluación de la actividad investigadora de los profesores universitarios y del personal de las escalas científicas del CSIC, y para ello fija unos criterios que, básicamente, atienden al peso más que a la calidad. La reiterada denuncia de las picardías que se acostumbran a llevar a cabo para inflar el currículum ha forzado a modificar ligeramente esos criterios, pero sin abordar el fondo del tema. En definitiva, ¿quién se va a leer todo lo que se publica para juzgar con fundamento? Como ya conté en otra ocasión, hoy en día Einstein no sería catedrático en la universidad española.

En el colmo del paroxismo, se inventaron los sexenios de transferencia con el fin de premiar la transferencia de conocimiento a la sociedad, lo cual resulta insólito si pensamos que el objetivo principal de un profesor es transferir conocimiento a sus alumnos. En realidad, lo que sucede con más frecuencia de la deseada es que a más sexenios menos enseñanza, ya que el que está en publicar papers no suele dedicar mucho tiempo a la docencia, o lo que es peor, ni siquiera se sabe la lección.

Sí, amable lector: ¡grandes sorpresas nos llevaríamos si examináramos a los catedráticos de las materias que imparten! Quizá la ANECA debería empezar por ahí y luego ya, si eso, pesamos los papers. En este sentido, le invito a leer las hazañas de Juan Manuel Corchado, candidato a rector de la Universidad de Salamanca. La serie que le ha dedicado El País confirma que el problema esencial de la universidad española es la honestidad, y esa no la puede medir la CNEAI. Por cierto, según he leído Corchado es experto en Ciberseguridad, Bioinformática, Sistemas Inteligentes y Tecnología Educativa, y miembro de sociedades médicas, farmacéuticas, enológicas, etc. ¡Ahí es nada!

Saber de todo no es sencillo. En mi modesta opinión, la Ciberseguridad y la Inteligencia Artificial sólo tienen en común el computador que las soporta, pero, en cuanto a áreas de conocimiento, me parecen muy distantes. ¿Cómo es posible que alguien las domine a la vez y, además, sepa de vino, de cáncer y de aspirinas? Para mí, esto es un misterio.

Con todo, lo que más me llama la atención es que Corchado sabe de Tecnología Educativa. Esto ya sí que me parece absolutamente admirable. ¿Pero es que este hombre tiene tiempo para dar clase? Y aquí es donde entra en juego el cartón piedra, que ya sabemos que se usa para los decorados.

En los últimos años han proliferado como setas los congresos de tecnología e innovación educativa: EDUTEC, CINTE, CUIEET... Estas reuniones representan una oportunidad insoslayable para esos badulaques (y "badulacas", que de todo hay) que habitan, cada vez en mayor número, las Escuelas Técnicas y que aspiran a obtener su sexenio sea como sea. Puesto que saber de Electrónica, pongamos por caso, es difícil, siempre podemos medrar como expertos en innovación de la enseñanza de la Electrónica Digital a través de las nuevas tecnologías, los vídeos y las píldoras educativas. Así, sustituimos la tecnología por el uso del computador, y el conocimiento por el cartón piedra, y todos contentos.

Lo mismo ocurre en otros ámbitos con sesudos estudios sobre el criptolenguaje en el teatro bengalí o la consciencia de la sepia. No es coña. Y no reproduciré aquí los títulos de algunas de las tesis doctorales defendidas en los últimos meses en la UAH para no herir sensibilidades, algunas con dos y hasta tres codirectores.

Al final, esta sociedad igualitarista exige cortar a todos por el mismo patrón, para que nadie se moleste, de manera que cada cual pueda exhibir su sexenio, aunque sea de cartón. Por otra parte, como vivimos inmersos en un idealismo cartesiano en el que cada uno invoca "su realidad", tenemos prohibido apelar al fundamento sustancial de las cosas para juzgarlas con prudencia y lo único que nos queda, para cuantificar la calidad, es el platonismo de los números: si los papers "pesan" o "miden" tanto es que se asemejan al arquetipo del conocimiento. Padecemos tal hipnosis por lo cuantificable que le hemos atribuido el calificativo de objetivo. Así, la estadística se usa para representar "evidencias objetivas", obviando que una cosa es la realidad y otra muy distinta la imagen de ella que nos ofrece la "cocina" de los datos.

Hace falta honestidad. Y eso no se mide, pero se nota. Investigar es buscar la verdad, pero, ¿qué clase de verdad se puede alcanzar mintiendo? Porque inflar el currículum con autocitas, perfiles falsos, papers irrelevantes y sexenios de cartón piedra es mentir. Mentir a los demás, pero sobre todo, y esto es lo más triste, mentirse a uno mismo.

Erudito de cartón piedra


miércoles, 20 de marzo de 2024

El Magnífico, la ministra y los Teleñecos

Lamentablemente, es necesario volver a señalar que el rey va desnudo, es decir, que por más que hagamos el ridículo convirtiendo la universidad en Barrio Sésamo no vamos a llenar las aulas vacías.

En esta ocasión, como podemos ver en las fotos, el Magnífico y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, han unido sus fuerzas en AULA 2024 para convencernos de que venir a estudiar a la UAH es chupiguay. Muñecos, camisetas y buen rollito... 

Somos chupiguay
Foto de familia
Foto de familia
El platillo nos ilumina

Pero, ¿y de ciencia y conocimiento? La ciencia, el conocimiento y la verdad dan igual. En realidad eso es lo que transmite toda una ministra de España prestándose a esta performance. Y es que ella misma evidencia que la excelencia es cosa de otros tiempos. Según leemos en Internet, Diana Morant obtuvo la titulación de ingeniero de telecomunicaciones en 2007, pero sólo ha ejercido la profesión durante un periodo de menos de 3 años. Luego entró en política y alcanzó el estrellato: ministerio en 2021 y jefa del partido en Valencia en 2024. No veo grandes ideas ni propuestas. Lo que veo es a alguien dócil que hace "lo que tiene que hacer", porque hoy en día los que mandan de verdad no dan la cara, están detrás.

No sé por qué me ha venido a la cabeza la figura de Beatriz Galindo, la Latina, que da nombre al castizo barrio de Madrid. Esta mujer excepcional fue llamada a la corte por sus profundos conocimientos humanísticos y su dominio de las lenguas clásicas, en especial del latín. Con tan sólo 16 años ya era famosa por hablar, traducir y escribir poemas en latín. Fue preceptora de Isabel la Católica, luego consejera y amiga, y llegó a formar a un buen número de personas entre las que se cuentan cinco reinas.

Por cierto, cuando Beatriz Galindo consideró que había terminado su tiempo en la corte, se fue a vivir al barrio de La Latina y se dedicó al mecenazgo asistencial y artístico. Nada de una presidencia en alguna institución de renombre o un puesto en un consejo de administración.

Volviendo a AULA 2024, es reseñable el "gran esfuerzo" que ha hecho la UAH en la feria: ha llevado cada día un buen puñado de alumnos voluntarios que han estado vendiendo las bondades de nuestra institución gratis. Porque esto es marca de la casa: que otros hagan el trabajo (gratis)...

Como la campaña de Barrio Sésamo ha debido de salir muy cara no paramos de encontrar al Magnífico con los Teleñecos, como vemos aquí.


Quizá sería prudente ver qué hacen otros para promocionarse. Os dejo aquí la imagen de una campaña de la Universidad UDIMA.

Salta a la vista que el enfoque es muy distinto. Pero, claro, de dónde no hay no se puede sacar. ¿Cómo vamos a exigir a los alumnos si no nos exigimos a nosotros? Por eso, yo le propongo (gratis) a nuestro equipo de gobierno una campaña mucho más barata. A ver qué os parece.


Si Cisneros levantara la cabeza...



martes, 20 de febrero de 2024

Interruptor crepuscular magnífico

Me dice Javi que tengo abandonado el blog y es cierto. Estoy liado con las nuevas prácticas de programación en ensamblador y con la última tarea que me manda Fer: la lectura (y análisis) de La rebelión de las masas de José Ortega y Gasset... ¡A ver! Fer no me manda, me sugiere, pero con tanto acierto que es imposible no sentirse espoleado intelectual y personalmente ante sus desafíos. Si no existiera Fer habría que inventarlo. Gracias a Dios, hay un ramillete de jóvenes que no se dejan adocenar y que van a cambiar este mundo a mejor... a pesar de nosotros, la generación que les ha traicionado.

Tengo varios temas en la cabeza, pero voy a continuar la serie dedicada a personajes ilustres de la UAH: después de la Confesión sonrojante y de los Teleñecos de Chan, hoy toca hablar del Magnífico.

Es posible que recuerdes la campaña publicitaria de Dacia Logan de 2007. Se hicieron varios anuncios en los que aparecía un personaje con cara de panoli, arrobado ante el funcionamiento, absolutamente normal, de alguna de las características de su nuevo Dacia: las luces largas y cortas, el maletero, los limpiaparabrisas... Otro personaje, entre desconcertado e indulgente, daba la réplica mientras se afirmaba que el vehículo hacía lo mismo que cualquier otro coche, pero por mucho menos dinero.

Campaña Dacia 2007

Pues bien, vayamos ahora al portal de comunicación de la UAH. Allí nos encontramos con el siguiente titular: "La UAH ha inaugurado una nueva señalización en el torreón del campus científico tecnológico". ¡Ahí es nada!

La noticia nos explica que a finales de noviembre el Rector Magnífico inauguró un letrero luminoso realizado en mármol cortado con láser y que se enciende y apaga mediante un sistema bluetooth. Obsérvese el derroche tecnológico que nos gastamos en la UAH. ¡Piedra cortada con láser! ¿Hemos inventado el láser? ¿Hemos desarrollado la cortadora de piedra? ¿La hemos instalado en uno de nuestros centros? 

Lo mejor, sin duda, es lo del bluetooh. Véase al Rector Magnífico apretar un botón en la pantalla de un móvil para encender el luminoso, suponemos. ¿Quién no estaría deseando matricularse en la UAH tras semejante muestra de dominio de la tecnología al servicio de la Humanidad? ¿Cómo no sentirse estimulado ante este derroche de sabiduría? A todos nos gustaría poder estrechar la mano del desarrollador de este sistema... pero no nos lo cuentan. Seguro que él o ella prefieren seguir en el anonimato.

Como todo el mundo sabe, la conexión bluetooth es de corto alcance. No creo que el Rector Magnífico suba cada día a encender y apagar el luminoso. Para eso se han inventado unos interruptores especiales que se conocen como crepusculares, que por muy poco dinero resuelven el problema de forma eficiente y duradera.

Me parece que el equipo que dirige la UAH está muy asustado ante las evidencias de su pésima gestión y pretenden distraernos de la realidad con estos anuncios. Están muy equivocados, faltos de ideas y exhiben un profundo desconocimiento de qué es la universidad y de cuales son sus fines y medios. No engañan a nadie y mejor sería que dieran un paso atrás y permitieran que alguien con más luces encauzara la situación. La universidad no les pertenece, es un servicio público.

José Vicente Saz Pérez, el Rector Magnífico, no es más que el epítome del equilibrio de poder entre clanes. Catedrático de promoción interna en convocatoria organizada mientras él era vicerrector competente en la materia, medalla de plata de la UAH en iguales condiciones y justificada en que "bajo su dirección se han desarrollado los planes de consolidación y promoción de la plantilla de PDI, que [...] mejoraron las condiciones laborales y contractuales de casi 200 profesores", entre ellos a él mismo. En fin, si Cisneros levantara la cabeza... 


NOTA: Los Rectores de las universidades recibirán el tratamiento académico de Rector Magnífico o Rectora Magnífica según Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril.