Pues bien, me pregunto si no estaremos volviendo a esa época. Y no lo digo por los señores feudales ya que hoy en día también hay feudos y señores que mandan en ellos y viven -sobre todo eso- ¡viven muy bien! Pero de los feudos y sus señores hablaré otro día.
En la imagen vemos la iglesia de san Martín de Frómista (Palencia). Es un edificio románico construido en el siglo XI y restaurado magníficamente a finales del siglo XIX. El detalle muestra algunos de los más de 300 canecillos que adornan el templo. Estuvimos allí en agosto de 2015 y recuerdo la belleza del monumento y el frío que pasamos.
Pues bien, las figuras de los canecillos representan todo un programa iconográfico destinado a enseñar a la gente todo tipo de cosas: cuestiones religiosas, mitos profanos, fábulas moralizantes e incluso advertencias sanitarias al estilo de nuestras cajetillas de tabaco. Todo ese esfuerzo iconográfico se repite por doquier durante la Edad Media. ¿Por qué? ¿Por estética? En la Edad Media la gente no sabía leer (típica afirmación de pseudopedagogo que nadie discutirá pero que no deja de ser una verdad a medias) y una manera de enseñar era utilizar imágenes. Digamos que los analfabetos aprendían algo gracias a lo que les entraba por los ojos.
Si saltamos al presente, uno de los hechos más lacerantes que comprobamos en la universidad es la falta de comprensión lectora de nuestros alumnos. Aunque parezca mentira, ¡ya no entienden lo que leen! No comprenden el enunciado de un problema porque no entienden las palabras. Y otro hecho, este desconcertante, es que cuando buscan cómo hacer algo prefieren ver un video a leer un texto.
Parece que, aunque se les ha enseñado a leer y a escribir, sólo se encuentran cómodos si la información les entra por los ojos. ¿Dónde está la capacidad de abstracción? Y por eso digo, ¿estaremos volviendo a la Edad Media?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Claro! Los defectos que vemos en los chicos deberían hacernos reflexionar a los adultos.
ResponderEliminar