Ya resulta extraño que se convoque (y se autorice) una huelga con este fin, cuando lo lógico sería que los estudiantes dejaran de hacer botellones o, al menos, que se llevaran, por coherencia ecológica, la basura que generan en ellos. Sin embargo, lo más sorprendente es que este sindicato piense que, para poner fin a la catástrofe ecológica, hay que dejar de estudiar un día. ¡Todo lo contrario! Hay que estudiar más para saber más y disponer del conocimiento suficiente para abordar los cambios necesarios.
Con todo, lo que me parece más preocupante es el disparatado ambiente de irresponsabilidad que se respira en las huelgas de estudiantes. Otra ocasión para fomentar la insensatez entre los más jóvenes.
En días de huelga, muchos estudiantes faltan a clase por sistema, sin saber siquiera de qué va la huelga, mientras que sus padres asumen el hecho sin preguntar ni promover una cierta reflexión en sus retoños que avive un beneficioso espíritu crítico. Por otra parte, sus profesores no dan clase a los pocos que se han quedado en el aula para no avanzar materia y “proteger” a los huelguistas, haciendo perder el tiempo a los que se quedaron.
En definitiva, la huelga no es más que un día de fiesta sin efectos en la reivindicación ni rendimiento académico, que, además, alimenta la idea de que nada tiene consecuencias porque ya me explicarán mañana lo que estaba planificado para hoy.
Si las huelgas de los adultos fueran igual, estaríamos protestando todos los días, pero no es así porque el derecho a huelga lleva asociado la privación del sueldo. Es decir, si dejo de trabajar asumo la responsabilidad de perder algo.
Así las cosas, nuestros jóvenes perciben un mundo que parece Jauja. Lo malo vendrá después, cuando más creciditos y con pocos recursos en la cabeza, hayan de enfrentarse a la realidad, menos benigna en general. Creo que es evidente lo perverso de educar personas con tantos derechos y tan pocas responsabilidades, que ni siquiera asumen el compromiso de conducir su propia vida… quién sabe si a mayor ganancia de esas minorías que manejan nuestra sociedad entre bambalinas, que prefieren ciudadanos mansos a ciudadanos espabilados.
Así las cosas, nuestros jóvenes perciben un mundo que parece Jauja. Lo malo vendrá después, cuando más creciditos y con pocos recursos en la cabeza, hayan de enfrentarse a la realidad, menos benigna en general. Creo que es evidente lo perverso de educar personas con tantos derechos y tan pocas responsabilidades, que ni siquiera asumen el compromiso de conducir su propia vida… quién sabe si a mayor ganancia de esas minorías que manejan nuestra sociedad entre bambalinas, que prefieren ciudadanos mansos a ciudadanos espabilados.
Una entrada muy buena, y además a principio de curso, cuando los jóvenes tienen tan pocas ganas de estudiar.
ResponderEliminarAlgunos nos las tienen nunca, lamentablemente.
EliminarInteresante. Esto de las huelgas deja entrever el futuro que depara a España (y Europa), que desgraciadamente es muy poco esperanzador. Todos muy correctos ideológicamente, todos con muchos derechos, pero nadie con dos dedos de frente. "Qui totum vult totum perdit"
ResponderEliminarLa corrección ideológica esconde, a veces, falta de libertad. Sobre todo si no se sabe pensar.
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