viernes, 18 de marzo de 2022

Sociedad de bombos mutuos

Hay un vicerrector en mi curro que, desde que lo nombraron, no para de recibir galardones: que si el premio "Sin ciencia no hay futuro" que otorga un periódico digital de Castilla la Mancha, que, como todo el mundo sabe, es el Silicon Valley español, pero en meseta; que si premio a la transferencia de conocimiento del Consejo Social de la universidad (para la que trabaja); que si la medalla de plata de la universidad (para la que trabaja); que si la mejor patente de la universidad (para la que trabaja)...

Es todo un ejemplo para las jóvenes generaciones de dedicación y sacrificio por el bien de la ciencia, de la docencia y, como no, de la gestión, que para eso manda en la universidad (para la que trabaja).

No sé, no sé. A mí me da un poco de grima todo esto. Se nota mucho. Se ve el plumero. Esto suena a sociedad de bombos mutuos. Seamos claros —que existe el derecho a la libertad de expresión, y más zancadillas de las que me pone, no me va a poner— este chico parece que se aprovecha de su posición de poder para mover los hilos de la universidad (para la que trabaja) en su beneficio. No digo que lo haga, digo que lo parece. Lo parece, que luego venimos con el honor y nos cabreamos. Ya sabemos que la mujer del César, además de ser honesta, debe parecerlo. ¿O no?

Da la sensación de que "sin premios no hay ciencia", más que "sin ciencia no hay futuro". Si realmente hubiera ciencia, no haría falta nada de esto. Si echas un vistazo a la producción científica del laureado vicerrector, las cosas no son tan brillantes y, además, se observa cierta decadencia, a pesar de que no paramos de ampliar el "equipo". A buen entendedor...

Lo de la medalla de plata es de traca. Se la autoconceden los que forman el equipo de gobierno. ¡Con un par! Es algo así como decir, "como lo hacemos todo tan bien, nos damos un premio". Es absolutamente anti estético, pero con una cara suficientemente dura, ¿qué más da? Si les recuerdas la cantidad de cosas que están mal, te dirán que no es culpa de su gestión sino de los de abajo que no comprendemos sus directrices o estamos poco comprometidos.

No obstante, lo de la patente sí que es de premio. En mi modesta opinión profesional, la aportación de la patente es irrelevante e incluso infantil, pero ha sido gestionada gracias al impulso (a buen entendedor...) de la propia universidad (para la que trabaja). Así cualquiera. Y sé de lo que hablo, que yo también tengo una patente (irrelevante, pero no infantil) y me la curré yo solito.

Lamentablemente, este chico ha salido a la palestra mediática por un caso de "Intercambio de sillones", algo un poco oscuro, que seguro que es fruto de alguna mente malintencionada y rencorosa, porque él está deseando dar el dinero de investigación a los mejores, no a los que le pueda convenir. Estoy absolutamente convencido de ello viendo la cantidad de premios que tiene.

Como digo, todo es muy poco estético. Da la impresión de que la universidad (para la que debería trabajar) es su feudo, su coto, la teta nodriza de la que chupar, sin dejar que nadie más mame, que no hay para todos.

Espero que cuando crezca un poco, porque aún es joven, se dé cuenta de que es un producto, construido por otro peor que él, que lleva toda la vida usándole.



2 comentarios:

  1. Tanto que aboga por la educación de los estudiantes podría aplicarse un poco el cuento y tratarlos con más respeto y al menos hacer el esfuerzo para que puedan aprobar, como subir apuntes o que su letra sea más legible. Esto es desde el respeto y espero que se lo tome como una crítica constructiva. Un saludo.

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    1. Estimado Anónimo, utilizas este foro de pensamiento y debate para lanzar una grave acusación contra mí sin ofrecer detalles ni pruebas. No parece muy gallarda tu actitud. Si he faltado al respeto a alguien, di cuando, como y a quien. Hazlo a la cara y sin miedo. Si los hechos son ciertos, no tendré ningún problema en pedir disculpas a quien sea, pero si esos hechos no existen o son sólo apreciaciones personales, te recomendaría que te lo pensaras dos veces antes de difamar a nadie.

      Respecto a lo del esfuerzo, voy a negar la mayor. No soy yo el que tiene que hacer el esfuerzo para que tú puedas aprobar. Eres tú el que debe de hacer el esfuerzo para aprobar. Precisamente en eso me aplico el cuento. Como deberías comprender, a mí no me supone ningún esfuerzo aprobarte, lo que me supone esfuerzo es enseñarte, y eso es lo que hago.

      En cuanto a los apuntes, tampoco es mi misión "subir" apuntes. Los apuntes los has de tomar tú en clase, estudiarlos en casa y ampliarlos con la bibliografía que te doy. Un estudiante universitario no estudia con "apuntes subidos" sino con libros. ¡Ah! Y, por cierto, entre dicha bibliografía hay algunos libros míos, que bien puedes consultar en la biblioteca, al igual que el resto.

      Para terminar, lamento que mi letra no te sea legible. En realidad, debería escribir menos, pero hago el esfuerzo de escribir porque siempre hay alumnos que lo agradecen. No obstante, resulta sorprendente tu comentario: nunca un médico ha sido juzgado por la legibilidad de su letra (comúnmente endiablada) sino por su competencia profesional. ¿Me vas a juzgar tú por mi letra?

      Insisto. Si tienes alguna queja seria, ven a verme. Y estudia.

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