lunes, 14 de julio de 2025

Pluriempleo en la universidad pública

En los últimos tiempos se ha desatado una polvareda mediática a cuenta de la avalancha de universidades privadas que han sido aprobadas. Sólo en Madrid, y a modo de ejemplo, contamos con 6 universidades públicas y 13 privadas, pero el fenómeno se replica en otras comunidades y viene amparado por una ley propuesta por Manuel Castells, exministro de universidades del PSOE.

La polémica es alimentada por los rectores de las públicas, que ven en la competencia un peligro en vez de una oportunidad. No descubro nada nuevo si afirmo que la pública se ha aburguesado y que, en algunos casos, se he convertido en un expendedor de títulos sin valor, precisamente el pecado que achacan (no siempre con verdad) a la privada. Por su parte, la privada ofrece mejores servicios, bolsas de empleo y planes de estudios interesantes y adaptados a los nuevos tiempos, lo cual es tan valorado que, a pesar de su elevado coste, se percibe como una provechosa inversión.

La gandulería institucional de la pública, monopolio de facto en muchos ámbitos de la enseñanza superior, ha provocado una esclerosis administrativa absolutamente paralizante, que amenaza de muerte al paraninfo. Para colmo, la falta de compromiso de gestores y docentes, más ocupados en la impostura que en el trabajo bien hecho, ha favorecido la formación de cortijos y reinos de taifas que, en su pugna por el poder, debilitan y descapitalizan el ente, mientras reclaman el aumento de la financiación a los políticos, con la infundada esperanza de que con más dinero se corregirá el rumbo.

Pues bien, con este escenario de fondo, observamos estupefactos como un número nada desdeñable de docentes de la pública se pluriemplean, sin que sus administradores hagan nada por remediarlo. Podríamos ordenar el fenómeno en las siguientes categorías:

a) Los gestores

Este grupo lo conforman mayoritariamente los desertores de la tiza, que se quitan horas de clase para dedicarse a la gestión en una panoplia de cargos de lo más variopinta. No han acreditado su competencia para esas tareas, pero no importa porque nadie les pide cuentas. Esta categoría es promovida por los más altos cargos para garantizarse el control de la institución. Son sinecuras típicas del personal funcionario, que implican la contratación de otro personal de mayor precariedad laboral para cubrir las clases que ellos dejan de dar. El personal precario, en su anhelo por lograr la estabilización, suele hacerle la investigación a los gestores. Negocio redondo.

b) Los asociados

Los profesores asociados han de ser pluriempleados por naturaleza, ya que se supone que son personal de reconocido prestigio que presta sus servicios fuera de la universidad. Hasta ahí todo bien. De hecho, algunos son realmente valiosos, solventes y comprometidos. No obstante, este grupo, cada vez más numeroso, puede servir para encubrir golosas desviaciones. Copio del curriculum vitae de uno de ellos:

"[Fulanito] es profesor en [universidad privada] y [universidad pública], así como en otras muchas universidades en Perú, Argentina, Nicaragua... Es codirector de varias Cátedras de [área de conocimiento] y [otra área de conocimiento], investigador principal del grupo de [tema], y también formador de [ristra de instituciones y empresas]."

He alterado varios elementos del texto, pero no he añadido nada. Este profesor (doblemente) asociado, que trabaja en su empresa, es capaz, además, de desarrollar toda esta actividad sin despeinarse. Puede que esto sea legal, pero no tengo tan claro que sea ético.

El chollo es inmejorable para el docente y un win-win, que dicen ahora los cursis, para la universidad pública y la privada, que abaratan sus costes mientras los funcionarios se rascan la nariz con cargo al erario público. Además, la privada se beneficia de la investigación que dirigen estos esforzados hombres orquesta (los mismos proyectos con nombres diferentes). De esta forma, la privada cubre las expectativas en este aspecto sin tener que invertir casi nada y los "investigadores" consiguen nuevos becarios que les hagan el trabajo duro. Otro win-win.

c) Los pillos

La excepción que contemplaba la LOU para que los profesores funcionarios pudieran compatibilizar el ejercicio privado con el público era que participaran en empresas de base tecnológica promovidas por su universidad y participadas por ésta. Sin embargo, algunos de los pluriempleados de esta categoría incumplían el que sus empresas hubieran sido promovidas y participadas debidamente. Ahora, la LOSU sólo prevé solicitar la excedencia, pero no siempre se hace. Los hay que tienen en la pública un colchón económico mullido y seguro, mientras mejoran sus ingresos en otros negocios, operando a menudo desde el propio despacho de la institución docente. No es raro encontrar sonrientes fotografías de estos pillos en webs corporativas de empresas privadas.

El siguiente enlace explica muy bien por qué estas conductas son lesivas para lo público, aunque el artículo se centre en el caso de los profesores de derecho.

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"Zapatero, a tus zapatos" que dice el refranero español. No se puede garantizar la calidad si no se garantiza la dedicación. Mientras no se limiten los profesores pluriempleados en la universidad pública, ya pueden cacarear lo que quieran los rectores, que de nada servirá, pues no es más que un hipócrita rasgado de vestiduras. Y las privadas a lo suyo.


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