En su afán por legitimarse, la neopedagogía recurre a cualquier falacia por burda que sea. Una es la de sus supuestos logros en la reducción del fracaso escolar. Los neopedagogos aprueban a todos sus estudiantes y así matan dos pájaros de un tiro: tienen éxito y son considerados enrollados, atractivos y populares. Su pretendido éxito no resiste el contraste externo, pero cualquier objeción resulta estéril porque será calificada de retrógrada.
Otra falacia recurrente es la de envolverse en "buenismo". La nueva pedagogía proclama la necesidad de ayudar al alumno. Es decir, ya no se trata de enseñar y de evaluar, sino de avanzar un paso más allá y "ayudar", como si el estudiante no fuera capaz de alcanzar los objetivos planteados por sí mismo y necesitara de un plus ajeno a él. De esta manera, el profesor se convierte en una especia de salvador, rompe las limitaciones de su profesión y, cual superhéroe embutido en colorido disfraz, rescata al alumno de las garras del esfuerzo y lo eleva al pináculo de la sabiduría.
Cualquier profesor que reclame a sus alumnos el natural esfuerzo que implica aprender, será etiquetado como ayuno de empatía cuando no como un bellaco, falto de toda virtud y sensibilidad. En el fondo, es un planteamiento cuasi religioso, que parte de la premisa de que la tarea de aprender esta vetada a la naturaleza humana y requiere de un "redentor", partícipe de una naturaleza superior, capaz de elevar al pupilo milagrosamente.
Así, enseñar ya no es una cuestión de saber, sino de gozar de ciertas propiedades iniciáticas que solamente poseen los neopedagogos. Es más, el saber puede ser contraproducente, porque podría darse el caso -terrible- de que el docente lo quisiera transmitir.
Ayudar suena bien, pero la tarea docente no es una suerte de caridad. Es una noble profesión en la que alguien que posee unos conocimientos recibe una contraprestación económica por su transferencia, dentro de un plan, con unos medios adecuados y siempre con respeto por ambas partes. Un centro docente no es una ONG y menos si el objetivo de la presunta ayuda es aprobar al estudiante aunque no sepa.
En mi trabajo abundan los expertos pedagogos que dan clase de cualquier cosa, aunque no saben de nada. Es más, en el colmo de la locura, se hacen doctores en temas pedagógicos para conseguir plaza de experto en Física, Telecomunicaciones o Ciencias de la Computación, sin saber ni una palabra de estas materias. ¡Es genial! Ni que decir tiene que sus tesis sobre educación son todas rompedoras, aunque su genialidad sólo la han comprobado ellos y no hay forma de reproducirla. Digamos que el método científico no aplica a esta rama del saber.
En muchos casos, los que se ayudan son ellos, los profesorcillos expertos en ayudar, porque lo que quieren no es enseñar sino conservar el puesto. Para enseñar primero hay que saber, y eso cuesta.
Lo terrible es que esta locura se extiende a toda velocidad. Sin ir más lejos, ayer la ministra de Educación y FP, Pilar Alegría, decía que hay que "promover un esfuerzo basado en la motivación, no un esfuerzo basado en el castigo", como si estudiar fuera un castigo. Sin comentarios.
feliz navidad rafa!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, amigo anónimo! Yo también te deseo una feliz Navidad y un 2022 lleno de alegrías. Ojalá una fuera tener constancia de alguna mejoría en la maltrecha salud de nuestra educación. No parece fácil, pero ya se sabe que la esperanza es lo último que se pierde.
EliminarY el siguiente post pa cuando
ResponderEliminarPronto, pronto...
EliminarQue tal Rafa,como está usted. Necesitamos otro artículo en el blog para celebrar el año nuevo. A todo esto, cómo ve usted a los de primero, ¿están espabilados o se van al pozo? Un afectuoso saludo!
ResponderEliminarEstimado Desconocido te animo a salir del anonimato, si lo tienes a bien, puesto que este es un foro abierto a todas las opiniones, siempre dentro del respecto, y nadie debería sentir la necesidad de ocultarse.
EliminarEn cuanto a tu interés por mí, te diré que estoy bien, bastante atareado con algunos proyectos, pero feliz de poder abordarlos.
Y respecto a los de primero sólo puedo decirte que hay de todo, como en botica. Hay unos pocos que no deberían estar porque, evidentemente, no están por voluntad propia sino empujados por las circunstancias. No obstante, la gran mayoría tienen cualidades, pero no brillan porque no han sido cultivadas. Me da pena comprobar, curso tras curso, que si algunos van al pozo, como dices, no suele ser por su culpa sino por el lamentable sistema en el que han de formarse.
¿Exigiríamos a una persona cualquiera correr un maratón sin entrenar primero unos meses? Claro que no. Pues bien, hay se llenan las aulas de la universidad con alumnos mal preparados y, para que el "teatrillo" siga funcionando, se les da la copa sin llegar a meta. ¡Un fraude!
Profe te echo de menos
ResponderEliminarEstimado Alexander ya sabía de ti por Valeria. Espero que te vaya bien, pero no me eches de menos, que estás donde estás por voluntad propia. En cualquier caso, siempre puedes venir a verme cuando desees.
EliminarBuenas Rafa, he leído que es profesor de electrónica, programación y arquitectura de computadores. La verdad es que me parecen sobre todo los dos últimos temas interesantes, y me gustaría haber podido aprenderla con un profesor como usted, dado que por lo que habla parece usar un método muy justo. Aunque en la UAH pedí la plaza en inglés por el reconocimiento bilingüe, la verdad ahora me arrepiento un poco 😦
ResponderEliminarEstimado Marcos, te diré junto con Hennessy y Patterson, los dos más renombrados autores de textos académicos en el área de la Arquitectura de Computadores, que esta rama de la ingeniería es realmente excitante. Es más, con los medios de que disponemos hoy en día, llevar una idea a la práctica construyendo tu propio computador no es una quimera inalcanzable.
EliminarPrecisamente, estas semanas estoy trabajando con un alumno próximo a graduarse en una máquina "extraña" pero que va de maravilla. Quizá algún día lo cuente por aquí.
No sé si mi método es justo. Al menos pretendo ser justo yo, dando a mis alumnos lo que merecen y por lo que pagan, es decir, conocimiento. Todo lo que no sea transmisión de conocimiento es un sucedáneo, esto es, un engaño, por mucho que se vista de innovación, internacionalización, transversalización, etc. ¡No hay competencias sin transmisión de conocimientos!
No me resisto a abordar el asunto del inglés. Es cierto que el conocimiento del inglés representa un complemento conveniente en la formación de cualquier persona. También es cierto que la calidad de bilíngüe está reservada a unos pocos, ya que no se alcanza ni siquiera con un alto dominio del idioma.
EliminarSiendo esto así, debemos diferenciar entre el rábano y las hojas del rábano. Lo esencial no es saber inglés sino ser un graduado competente. El idioma inglés lo puedes adquirir en una academia, pero ser un buen ingeniero no lo conseguirás en academias, ni con cursos online, ni viendo vídeos.
¿Cómo se transmite mejor el conocimiento? Esta claro que en la lengua materna. ¡Pues eso! Dejémonos de zarandajas y transmitamos conocimientos de verdad.
A la larga, mucha clase en inglés, pero ni se aprende inglés ni se enseña nada.
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