domingo, 1 de enero de 2023

Joseph Ratzinger, el profesor

Ayer, último día de 2022, fallecía Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, y yo, en tanto que los medios de comunicación se hacen eco de la noticia, he sentido la súbita necesidad de rendir mi admirado homenaje a su figura como profesor.

No cabe la menor duda de que Ratzinger ha sido uno de los intelectuales más notables de los tiempos recientes. La Historia se encargará de analizar la obra y de presentar el legado de esta insigne personalidad en su verdadera dimensión. Hoy puede que para algunos sólo sea el papa que renunció a su cargo el 28 de febrero de 2013, pero yo no quiero olvidar su faceta como profesor.

Ya desde la primera vez que leí alguno de sus trabajos, me quedé prendado de la profunda honradez intelectual que los alentaba y del genuino estilo docente que brillaba en ellos. Me llamó poderosamente la atención su manera de desarrollar los temas: se hacía preguntas y enumeraba las diferentes respuestas que la razón podía dar a esas cuestiones, para pasar a continuación a escudriñar cuál de ellas había de ser la verdadera y por qué. Digamos que sus exposiciones no eran ejercicios de erudición sino lecciones de un maestro a sus discípulos.

¿Cómo no sentirse interpelado por el ejemplo de su magisterio y atrapado por el magnetismo de su rectitud en la búsqueda de la verdad? Ojalá abundaran muchos doctos maestros como Ratzinger, auténticamente comprometidos con el conocimiento.

Cuenta la prensa que las últimas palabras de Benedicto XVI han sido “Señor, te quiero”. Creo que esta postrera declaración explica su lúcida trayectoria intelectual y su mediática renuncia al papado.

Ratzinger y Europa



Addenda (4 de enero de 2023)

Dejando aparte los inevitables rebuznos de los sectarios de siempre, en estos días se ha escrito mucho y bien sobre Ratzinger y, de todo ello, me gustaría destacar su profundo europeísmo. En su famoso discurso de Ratisbona en 2006 dijo:

“Este acercamiento interior recíproco que se ha dado entre la fe bíblica y el planteamiento filosófico del pensamiento griego es un dato de importancia decisiva, no sólo desde el punto de vista de la historia de las religiones, sino también del de la historia universal, que también hoy hemos de considerar. Teniendo en cuenta este encuentro, no sorprende que el cristianismo […] haya encontrado finalmente su impronta decisiva en Europa. Y podemos decirlo también a la inversa: este encuentro, al que se une sucesivamente el patrimonio de Roma, creó a Europa y permanece como fundamento de lo que, con razón, se puede llamar Europa.”

Al respecto, me parecen esclarecedores y complementarios los artículos “El último gran Papa” de Federico Jiménez Losantos y “Creer en lo sobrenatural para salvar lo natural” de Francisco José Contreras, ambos aparecidos –no es casualidad– en Libertad Digital, un medio liberal, porque la pérdida de los valores éticos asociados al catolicismo está en la raíz de esta exaltación de la voluntad humana que tanta merma de libertad nos está procurando.


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