jueves, 7 de noviembre de 2024

Increíble

Es indudable el consenso de la opinión pública acerca de que la educación en España es un desastre. Así lo indican los estudios comúnmente aceptados y la impresión generalizada. Otra cosa es como tratar el problema, pero ahí no hay tanto consenso. Y, finalmente, está la falta de voluntad política para abordarlo.

Como muestra cuantitativa podemos exponer el informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes. Los datos de la gráfica siguiente están sacados del PISA 2022 y no dejan lugar a dudas.


No obstante, además de los sesudos informes técnicos, hay otras señales perceptibles en el día a día que son tan elocuentes como las de la figura. Por ejemplo, la manera de expresarse del común de los mortales.

¿Se ha percatado, amable lector, del descarado abuso del adjetivo increíble? Habría que promulgar alguna ley que protegiera a estas pobres palabras. Ahora todo es increíble, hasta lo más probable.

En las pasadas olimpiadas, por ejemplo, el apoyo del público fue increíble. ¡Hombre! También pudo ser incondicional, entregado, caluroso, absoluto, devoto, vivo, ardiente, entusiasta, vehemente... Pero no: sólo fue increíble. ¡Vaya! ¿Qué ha hecho increíble para que se le inflija el castigo de cargar con la responsabilidad del resto de calificativos?

¿Y qué decir del tiempo complicado? Ahora los fenómenos atmosféricos pueden ser complicados, aunque, curiosamente, nunca llegan a ser sencillos. Mañana el tiempo será complicado en vez de lluvioso, frío, ventoso, tórrido, desapacible, gélido, riguroso, sofocante, destemplado, húmedo... Mira que tenemos nombres, adjetivos y verbos para todos los meteoros y sus gradaciones, pero el hombre del tiempo nos pronostica un tiempo complicado. ¡Qué simpleza!

Brutal. Este es otro adjetivo con pluriempleo. Cuando nos ponen en la radio una canción buena es un temazo brutal. A mí me da hasta un poco de miedo, aunque, luego llega otro temazo y este resulta ser brutalísimo, y ya no sé a qué carta quedarme.

Esto que describo no es cuestión de modas o consecuencia de la natural evolución de la lengua. ¡No! Es pobreza cultural. Nuestros mayores, incluso sin estudios, manifiestan una riqueza lingüística muy superior a la de los jóvenes (y no tan jóvenes). 

Para poder pensar bien hace falta un lenguaje suficientemente amplio, preciso y versátil, porque de lo contrario nos será muy difícil expresar la realidad y alcanzar juicios verdaderos. Al final, estaremos a expensas de los eslóganes publicitarios. ¿Se ha fijado que la comunicación de los políticos se basa en consignas repetitivas ayunas de conceptos? ¡Por algo será!

Mutatis mutandis, es lo que sucede en un computador. Si queremos que la máquina trabaje con una buena precisión, es indispensable que su sistema de codificación sea lo más amplio posible.

Otra muestra de la indigencia cultural que vivimos está en las nuevas unidades de medida que han desbancado al sistema internacional. Ahora calculamos el área en campos de fútbol, la capacidad en piscinas olímpicas y la altura en torres Eiffel. No sé si es para reír o para llorar...

Lo que sí sé es que mi generación ha traicionado a los jóvenes privándoles del verdadero conocimiento y conculcando su derecho a estar bien formados.


miércoles, 30 de octubre de 2024

La clase karaoke

Comentando con otros profesores los ya habituales desatinos en el (des)gobierno de la EPS de la Universidad de Alcalá, lo que hemos bautizado como GPO o Gobierno Por Ocurrencias, alguien habló de la "clase karaoke".

La clase karaoke es un sucedáneo docente consistente en leer diapositivas. Para llevar a cabo este método de enseñanza sólo hace falta disponer de un fichero PowerPoint sobre el tema y un apuntador inalámbrico. Y digo "sólo" (con tilde, que yo soy de los de Pérez Reverte) porque no hace falta profesor: puedes colocar un figurante debidamente adiestrado para dar el pego.

No digo que las diapositivas no sean adecuadas en algunas circunstancias: presentaciones de trabajos, exposiciones del estado del arte, descripciones con imágenes, etc. Sin embargo, se abusa. He visto estupefacto, en la EPS de la Universidad de Alcalá, como daba clase de Física un tipo sentado y leyendo diapositivas, por poner un ejemplito de muestra.

Como las clases de la la EPS de la Universidad de Alcalá se organizan en bloques de 2 horas, imagínese, amable lector, el peñazo que supone asistir a semejante bodrio. Como, además, el profesor karaoke proporciona sus diapositivas en el Aula Virtual, los alumnos no van a clase. Luego se quejan nuestros gestores académicos del absentismo de los alumnos.

Está documentado que dar digestos y resúmenes (lo cual incluye las diapositivas) provoca absentismo y representa un estimulo negativo al uso de bibliografía, pero da lo mismo: las evidencias científicas se aceptan cuando conviene, y si nos vienen mejor las pseudoevidencias, pues nos adherimos a ellas con fruición. De estas cosas hablaba hace unas semanas Nuno Crato, exministro luso de educación, en la presentación del libro Apología del libro de texto (Narcea ediciones) en el que explica como consiguió elevar el nivel educativo de su país.

Ahora bien, los estudiantes se dan cuenta de la trampa. Me contaban ayer que cuando le preguntas algo al profesor karaoke, se nota que no sabe porque vuelve a leer la dispositiva. ¡Penoso!

La aplicación de la LOSU, con la rebaja de carga lectiva a algunas figuras docentes, nos ha traído al profesor sustituto, un nuevo tipo pensado para cubrir desajustes y cuyos candidatos se encuentran entre doctorandos y becarios. La sorpresa ha sido mayúscula cuando nos hemos dado cuenta de que estos doctorandos desconocen por completo los rudimentos del área de conocimiento en la que investigan. ¿Qué investigación están haciendo, pues? ¿Qué les enseñan sus catedráticos? Pero, claro, es que habría que examinar primero a los catedráticos para verificar que se saben la lección. ¡Asombroso!

Ahora bien, estos profesores sucedáneo se sienten muy guays, muy innovadores y están muy contentos de haberse conocido. Y, como Dios los cría y ellos se juntan, ahora se toman un café juntitos para charlar de sus cosas. Vean el cartel.


¡La clase invertida con patas! Hasta el cartel da grima. Si Cisneros levantara la cabeza...

viernes, 28 de junio de 2024

¿Se autocensura "El Puerta"?

Charlaba hace unos días con un profesional de las tecnologías digitales en el mundo de la prensa y me decía que muchos medios subsisten malamente o están quebrados, y achacaba la pésima situación a la nefasta gestión y al "pasteleo" con el poder. Me decía que la gente no está por comprar periódicos que reproducen noticias enlatadas y mal escritas, y que la publicidad programática, esa que aparece en los medios digitales, no da para vivir.

Me acordé entonces de que mandé en diciembre de 2023 un artículo al semanario El Puerta de Alcalá de Henares. Un medio que todavía se distribuye físicamente, además de tener su correspondiente página web. El Puerta vivió momentos mejores, pero aún hay gente que lo recuerda con cariño.

Pregunté si les podía mandar un escrito y ante su buena disposición me animé a redactar unos párrafos sobre la celebración del 25º aniversario de la declaración de Alcalá de Henares como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Mi colaboración nunca se publicó y cuando, pasado algún tiempo, les pregunté el motivo no obtuve ni una evasiva por respuesta.

Ciertamente, mis comentarios no eran elogiosos hacía los gestores de la institución universitaria, pero creo que la autocensura no es buena. Todos estamos de acuerdo en que la prensa tiene un importante papel de control en la sociedad y, sin lugar a dudas, la Universidad de Alcalá está fuera de control.

El proceder de El Puerta es idéntico en otros medios: Alcalá Hoy, Dream! Alcalá o GuadaNews se han hecho eco de la falacia de los 8 alumnos por profesor sin molestarse en contrastar el trasfondo de la noticia. En realidad, lo único que hacen es reproducir lo que les manda prensa de la UAH, pero esto no es un servicio a la sociedad, sino un modo facilón de hacinar contenidos para canalizar una mezquina publicidad de magro provecho.

Reproduzco a continuación el artículo que no quiso publicar El Puerta. Que cada cual juzgue lo que considere oportuno.

La Universidad de Alcalá ahogada en diletantismo

El pasado 2 de diciembre se cumplía el vigésimo quinto aniversario de la declaración de Alcalá de Henares como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, efeméride íntimamente unida a la Universidad fundada por el cardenal Cisneros en 1499. No en vano, el reconocido conjunto histórico de la ciudad es consecuencia del modelo universitario creado por su fundador, en el que todo, incluido el urbanismo, gira alrededor de la institución académica: “Ciudad de Dios como Ciudad del Saber”, que podemos leer en la documentación valorada por la UNESCO.

Como merece la ocasión, tanto el ayuntamiento como la universidad han organizado diferentes actividades con el fin de conmemorar fecha tan señalada: conferencias, visitas guiadas, conciertos, concursos, premios… Todo un derroche que los dirigentes de la universidad han hecho girar en torno a la palabra “VIVA”, podría ser que traicionados en su subconsciente por la triste percepción de que la organización que gestionan languidece, sin que su mezquino talento sea capaz de enderezar el rumbo.

Paradigmático me parece el vídeo mapping del pasado 14 de diciembre, proyectado sobre la primorosa fachada plateresca del Colegio de San Ildefonso, sede de la Universidad. El montaje explicativo cumplió su función a la perfección con un despliegue de luz y color impresionante, pero no olvidemos que ese dispendio es efímero. El Rector, José Vicente Saz Pérez, parece muy ocupado en juegos de luces, mientras este mismo año la Universidad de Alcalá ha caído al último tramo en el ranking de Shanghai, el listado mundial que mide la calidad de las instituciones universitarias.

Estoy de acuerdo en que los listados no son la piedra de toque de la calidad, pero andar rozando el puesto 1.000 no es un buen síntoma. Ciertamente hay otros tan preocupantes o más que este. Ante la  grave pérdida de alumnos que sufrimos, a nuestros mandameses no se les ha ocurrido mejor idea que promocionar los estudios superiores con un par de títeres, que ha tenido a bien presentar Sebastián Sánchez Prieto, vicerrector, para más señas. La majadería no parecer haber tenido gran repercusión, aunque es muy ilustrativa de que el equipo de gobierno no sabe qué es una universidad.

Más alarmante aún que las marionetas y la pérdida de prestigio internacional es la composición de la plantilla docente. Menos del 30% de los profesores somos funcionarios de carrera. El resto se cubre con una variedad de figuras que, o bien tienen otro trabajo como dedicación principal (es el caso del 30% de profesores asociados), o bien son altamente dependientes en su promoción de la voluntad de los que gobiernan el cotarro, esto es, son títeres de carne y hueso. Esta política de personal tiene un doble objetivo. Por una parte, el profesorado precario ha de trabajar duro, haciendo crecer el curriculum investigador de sus superiores, si quiere consolidarse y, por otra, se impide que llegue a la institución nadie que haga sombra a la caterva de aficionados que la gobiernan.

La dirección de la institución está más ocupada en afianzar su grupo de adeptos que de alentar la “ciudad del saber”. Así, en los últimos 9 años, se han convocando unas 200 plazas de catedráticos de promoción interna, con el objetivo de asegurar en el poder a la banda que se ha apoderado de la cisneriana. Esta manera de cubrir los puestos docentes evita la llegada de talento externo, consume la institución y empobrece el esperado servicio a la sociedad. Particularmente escandaloso es que tanto el rector, José Vicente Saz Pérez, como el antes citado Sebastián Sánchez Prieto, hayan accedido a la cátedra de promoción interna ostentando ellos mismos el cargo de vicerrector de personal docente e investigador en diferentes momentos. Será legal, pero no es estético.

Sin el más mínimo rubor, han convertido la universidad en una sociedad de bombos mutuos, en la que se elogian, se premian y se autoconceden medallas de plata de la universidad, de las que luego alardean como si tuvieran algún valor. Eso sí, muy dignos, se abstienen de votar el día que el Consejo de Gobierno aprueba el galardón que ellos mismos se otorgan.

Es verdad que la universidad en general y la española en particular están en crisis, fundamentalmente porque se ha pervertido el fin de la misma, desviándolo de la búsqueda de la verdad y su difusión, valorando únicamente la “investigación”, entendiéndose por ella la publicación de artículos en revistas científicas. Es decir, se menosprecia el estudio y la docencia, para poner el foco en algo superfluo y altamente proclive a la corrupción. Recordemos que los abundantes escándalos de los que se ha hecho eco la prensa, han conducido a que las agencias de evaluación a modificar ligeramente sus criterios, en un tímido intento de evitar tanta picaresca. No obstante, la patología de la Universidad de Alcalá viene agravada por el diletantismo de nuestros gestores, unos aficionados jugando al monopoly universitario con el mezquino objetivo de que nadie destaque por encima de ellos.

Una manifestación propia de la enfermedad que padece nuestra universidad es la política de descargas docentes. Existe un extenso reglamento en el que se detallan mil motivos por los que se le concede al profesorado una rebaja en las horas de clase que ha de impartir. En realidad, es un juego de suma cero, ya que la institución no cubre esas horas con personal adicional, sino que la reducción de unos la asumen los demás. Sin embargo, se ha conseguido que el claustro de profesores compita entre sí para lograr descargas, en una loca carrera que no lleva a ningún sitio. Este artefacto consigue que la gente procure no salirse del carrilito establecido por el poder, intentando gustar a los que mandan. Puede resultar insólito que aquel cuyo trabajo es la docencia, procure con todas sus fuerzas no dar clase, pero a este grado de descomposición hemos llegado.

Permítame el lector que termine describiendo la penosa situación de la Escuela Politécnica Superior, centro al que estoy adscrito desde hace más de 30 años. Para no aburrir, daré solo unos datos. Este curso tenemos unos 1.500 alumnos de grado, de los cerca de 7.000 que tuvimos en tiempos mejores. Entre los 4 grados de ingeniería en Telecomunicaciones que ofertamos, sumamos unos 300 alumnos, esto es, unos 75 por grado. Habida cuenta de que entran 50 en primero, quedan 25 estudiantes “flotando” en los 3 cursos superiores. Como se puede concluir, no tenemos la más mínima capacidad de convocatoria ni reconocimiento social, tal y como evidencia esta sobrecogedora tasa de abandono.

Los gestores de la Escuela llevan 5 lustros promoviendo la rebaja del nivel académico en la creencia de que si aprueban muchos, llenaremos las aulas. El acoso al profesorado ha conseguido su objetivo y, valga de muestra, el curso pasado, el 50% de las asignaturas de cierto grado se saldaron con aprobado general. Esta errada política académica nos está pasando factura: aulas vacías, descrédito social, desánimo y deserción. Los planes de estudios son un simple hacinamiento de asignaturas sin objetivo académico, cuyos contenidos, en muchos casos, difieren notablemente de su título. Para colmo, los cuatrimestres se convierten en trimestres, escamoteando a los estudiantes 3 o 4 semanas de docencia y las clases de 2 horas se reducen sin que nadie vigile. ¿Cómo va a velar el Director de la Escuela por el debido cumplimiento de las obligaciones académicas, si ha sido puesto por la panda que controla el poder? ¿Cómo va a acometer la modificación de los planes de estudios, si es deudor de los que prefieren no cambiar nada?

Particularmente ilustrativo es el caso de los másteres. Entre los dos “profesionalizantes” que ofertamos, juntamos unos 40 alumnos, mientras que el claustro de la EPS cuenta con casi 90 catedráticos (muchos de promoción interna). ¡Nunca tantos catedráticos concitaron tan poco interés por su sabiduría!

Aburrimos y desmotivamos a nuestros estudiantes. La gente joven se crece ante los retos, quiere aprender y que le enseñen. Si no es así, sencillamente se va. ¿Para qué perder el tiempo? Hay otros sitios más interesantes y, como dicen muchos, se aprende más en Formación Profesional. La universidad pública debería consagrarse al servicio de la sociedad en la elevada tarea de difundir el saber, pero, muy lamentablemente, ocurre lo contrario: una partida de mediocres se ha apoderado de ella para vivir de la impostura.

Si Cisneros levantara la cabeza...


jueves, 6 de junio de 2024

¿Acaso la UAH nos quiere engañar?

Hablaba en la entrada precedente del cartón piedra como imagen de la universidad impostada en la que nos movemos y. lamentablemente, tengo que volver al mismo tema porque me subleva que me quieran engañar.

Proclama hoy la Universidad de Alcalá que es la mejor de España en ratio de alumnos por profesor según el reputado escalafón mundial de universidades QS Rankings 2025. Ya que el ranking de Shanghai no nos es favorable, nos buscamos otro más amigable. De acuerdo, el que no se consuela es porque no quiere.

Pues bien, el dato es que la UAH tiene 8 alumnos por profesor. ¡A ver! Repítemelo José Vicente Saz Pérez, Magnífico Rector. Repítemelo Sebastián Sánchez Prieto, Vicerrector de Planificación Académica y Profesorado. ¿Cómo es posible que yo tenga 269 alumnos recién contados?

¿Dónde está el truco? Sencillo: la ratio que les sale es la razón de los 17.756 alumnos a los 2.213 profesores. Pero, querido lector, este dato estadístico no cuenta la verdad, es un trampantojo.

La docencia no se organiza como un discipulado, en el que cada maestro atiende a un reducido conjunto de alumnos. ¡No! Cada estudiante recibe (o debería recibir) unas 600 horas de clase por curso, mientras que cada profesor titular imparte (o debería impartir) unas 240 horas por curso. Esto significa que son necesarios 2.5 profesores para atender a 1 alumno. Según esto, los 2.213 profesores de la UAH solamente pueden dar clase a 885 alumnos, pero como hay 17.756 estudiantes, entonces tocamos a 20 alumnos por profesor. O sea, que no son 8... pero es que esto de los 20 tampoco es cierto. Les recuerdo que yo doy clase a 269 alumnos.

¿Y por qué los 20 alumnos por profesor tampoco se corresponde con la verdad? Porque, según el Portal de la Transparencia de la propia UAH, solamente el 52% del profesorado trabaja a tiempo completo, porque no somos 2.213 profesores, sino 1.850... y porque la UAH tiene establecido un perverso sistema de descargas docentes con el que muchos imparten menos horas de las que deberían.

En conclusión, si tiene que elegir universidad para el curso que viene, no se deje seducir por los 8 alumnos por profesor de la UAH, ya que no es cierto, aunque todo se andará, que cada curso tenemos menos gente gracias a que estamos convirtiendo la universidad en un jardín de infancia.

La UAH jardín de infancia

Según la RAE, seducir a alguien con halagos y mentiras es engañar. Hay quien dice que los datos estadísticos son objetivos y no es cierto. La estadística es matemática, es cuantificable, pero no es objetiva per se. Todo depende de cómo se cocine. Los 8 alumnos por profesor son un dato numérico, que esconde una trampa. Es lo que hace el ilusionista, te lleva por donde quiere. ¡Cuidado!

Si el fin de la universidad es la búsqueda de la verdad y su difusión, ¿nos podremos fiar de una que pregone esta clase de estadísticas?

La universidad pública está para servir a la sociedad, no para que algunos particulares se sirvan de ella. ¡Basta ya de mentir!


jueves, 2 de mayo de 2024

Sexenios de cartón piedra, tecnología educativa y honestidad

En el mundillo universitario hablamos de sexenios para referirnos al reconocimiento de un tramo de investigación de seis años, que tiene efectos económicos (unos 120€ brutos al mes) y, sobre todo, promocionales: ascenso en la carrera profesional, descarga académica, etc.

La CNEAI (Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora), dependiente de la ANECA, es el órgano encargado de realizar la evaluación de la actividad investigadora de los profesores universitarios y del personal de las escalas científicas del CSIC, y para ello fija unos criterios que, básicamente, atienden al peso más que a la calidad. La reiterada denuncia de las picardías que se acostumbran a llevar a cabo para inflar el currículum ha forzado a modificar ligeramente esos criterios, pero sin abordar el fondo del tema. En definitiva, ¿quién se va a leer todo lo que se publica para juzgar con fundamento? Como ya conté en otra ocasión, hoy en día Einstein no sería catedrático en la universidad española.

En el colmo del paroxismo, se inventaron los sexenios de transferencia con el fin de premiar la transferencia de conocimiento a la sociedad, lo cual resulta insólito si pensamos que el objetivo principal de un profesor es transferir conocimiento a sus alumnos. En realidad, lo que sucede con más frecuencia de la deseada es que a más sexenios menos enseñanza, ya que el que está en publicar papers no suele dedicar mucho tiempo a la docencia, o lo que es peor, ni siquiera se sabe la lección.

Sí, amable lector: ¡grandes sorpresas nos llevaríamos si examináramos a los catedráticos de las materias que imparten! Quizá la ANECA debería empezar por ahí y luego ya, si eso, pesamos los papers. En este sentido, le invito a leer las hazañas de Juan Manuel Corchado, candidato a rector de la Universidad de Salamanca. La serie que le ha dedicado El País confirma que el problema esencial de la universidad española es la honestidad, y esa no la puede medir la CNEAI. Por cierto, según he leído Corchado es experto en Ciberseguridad, Bioinformática, Sistemas Inteligentes y Tecnología Educativa, y miembro de sociedades médicas, farmacéuticas, enológicas, etc. ¡Ahí es nada!

Saber de todo no es sencillo. En mi modesta opinión, la Ciberseguridad y la Inteligencia Artificial sólo tienen en común el computador que las soporta, pero, en cuanto a áreas de conocimiento, me parecen muy distantes. ¿Cómo es posible que alguien las domine a la vez y, además, sepa de vino, de cáncer y de aspirinas? Para mí, esto es un misterio.

Con todo, lo que más me llama la atención es que Corchado sabe de Tecnología Educativa. Esto ya sí que me parece absolutamente admirable. ¿Pero es que este hombre tiene tiempo para dar clase? Y aquí es donde entra en juego el cartón piedra, que ya sabemos que se usa para los decorados.

En los últimos años han proliferado como setas los congresos de tecnología e innovación educativa: EDUTEC, CINTE, CUIEETFECIES, EIDU... Estas reuniones representan una oportunidad insoslayable para esos badulaques (y "badulacas", que de todo hay) que habitan, cada vez en mayor número, las Escuelas Técnicas y que aspiran a obtener su sexenio sea como sea. Puesto que saber de Electrónica, pongamos por caso, es difícil, siempre podemos medrar como expertos en innovación de la enseñanza de la Electrónica Digital a través de las nuevas tecnologías, los vídeos y las píldoras educativas. Así, sustituimos la tecnología por el uso del computador, y el conocimiento por el cartón piedra, y todos contentos.

Lo mismo ocurre en otros ámbitos con sesudos estudios sobre el criptolenguaje en el teatro bengalí o la consciencia de la sepia. No es coña. Y no reproduciré aquí los títulos de algunas de las tesis doctorales defendidas en los últimos meses en la UAH para no herir sensibilidades, algunas con dos y hasta tres codirectores.

Al final, esta sociedad igualitarista exige cortar a todos por el mismo patrón, para que nadie se moleste, de manera que cada cual pueda exhibir su sexenio, aunque sea de cartón. Por otra parte, como vivimos inmersos en un idealismo cartesiano en el que cada uno invoca "su realidad", tenemos prohibido apelar al fundamento sustancial de las cosas para juzgarlas con prudencia y lo único que nos queda, para cuantificar la calidad, es el platonismo de los números: si los papers "pesan" o "miden" tanto es que se asemejan al arquetipo del conocimiento. Padecemos tal hipnosis por lo cuantificable que le hemos atribuido el calificativo de objetivo. Así, la estadística se usa para representar "evidencias objetivas", obviando que una cosa es la realidad y otra muy distinta la imagen de ella que nos ofrece la "cocina" de los datos.

Hace falta honestidad. Y eso no se mide, pero se nota. Investigar es buscar la verdad, pero, ¿qué clase de verdad se puede alcanzar mintiendo? Porque inflar el currículum con autocitas, perfiles falsos, papers irrelevantes y sexenios de cartón piedra es mentir. Mentir a los demás, pero sobre todo, y esto es lo más triste, mentirse a uno mismo.

Erudito de cartón piedra


miércoles, 20 de marzo de 2024

El Magnífico, la ministra y los Teleñecos

Lamentablemente, es necesario volver a señalar que el rey va desnudo, es decir, que por más que hagamos el ridículo convirtiendo la universidad en Barrio Sésamo no vamos a llenar las aulas vacías.

En esta ocasión, como podemos ver en las fotos, el Magnífico y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, han unido sus fuerzas en AULA 2024 para convencernos de que venir a estudiar a la UAH es chupiguay. Muñecos, camisetas y buen rollito... 

Somos chupiguay
Foto de familia
Foto de familia
El platillo nos ilumina

Pero, ¿y de ciencia y conocimiento? La ciencia, el conocimiento y la verdad dan igual. En realidad eso es lo que transmite toda una ministra de España prestándose a esta performance. Y es que ella misma evidencia que la excelencia es cosa de otros tiempos. Según leemos en Internet, Diana Morant obtuvo la titulación de ingeniero de telecomunicaciones en 2007, pero sólo ha ejercido la profesión durante un periodo de menos de 3 años. Luego entró en política y alcanzó el estrellato: ministerio en 2021 y jefa del partido en Valencia en 2024. No veo grandes ideas ni propuestas. Lo que veo es a alguien dócil que hace "lo que tiene que hacer", porque hoy en día los que mandan de verdad no dan la cara, están detrás.

No sé por qué me ha venido a la cabeza la figura de Beatriz Galindo, la Latina, que da nombre al castizo barrio de Madrid. Esta mujer excepcional fue llamada a la corte por sus profundos conocimientos humanísticos y su dominio de las lenguas clásicas, en especial del latín. Con tan sólo 16 años ya era famosa por hablar, traducir y escribir poemas en latín. Fue preceptora de Isabel la Católica, luego consejera y amiga, y llegó a formar a un buen número de personas entre las que se cuentan cinco reinas.

Por cierto, cuando Beatriz Galindo consideró que había terminado su tiempo en la corte, se fue a vivir al barrio de La Latina y se dedicó al mecenazgo asistencial y artístico. Nada de una presidencia en alguna institución de renombre o un puesto en un consejo de administración.

Volviendo a AULA 2024, es reseñable el "gran esfuerzo" que ha hecho la UAH en la feria: ha llevado cada día un buen puñado de alumnos voluntarios que han estado vendiendo las bondades de nuestra institución gratis. Porque esto es marca de la casa: que otros hagan el trabajo (gratis)...

Como la campaña de Barrio Sésamo ha debido de salir muy cara no paramos de encontrar al Magnífico con los Teleñecos, como vemos aquí.


Quizá sería prudente ver qué hacen otros para promocionarse. Os dejo aquí la imagen de una campaña de la Universidad UDIMA.

Salta a la vista que el enfoque es muy distinto. Pero, claro, de dónde no hay no se puede sacar. ¿Cómo vamos a exigir a los alumnos si no nos exigimos a nosotros? Por eso, yo le propongo (gratis) a nuestro equipo de gobierno una campaña mucho más barata. A ver qué os parece.


Si Cisneros levantara la cabeza...



martes, 20 de febrero de 2024

Interruptor crepuscular magnífico

Me dice Javi que tengo abandonado el blog y es cierto. Estoy liado con las nuevas prácticas de programación en ensamblador y con la última tarea que me manda Fer: la lectura (y análisis) de La rebelión de las masas de José Ortega y Gasset... ¡A ver! Fer no me manda, me sugiere, pero con tanto acierto que es imposible no sentirse espoleado intelectual y personalmente ante sus desafíos. Si no existiera Fer habría que inventarlo. Gracias a Dios, hay un ramillete de jóvenes que no se dejan adocenar y que van a cambiar este mundo a mejor... a pesar de nosotros, la generación que les ha traicionado.

Tengo varios temas en la cabeza, pero voy a continuar la serie dedicada a personajes ilustres de la UAH: después de la Confesión sonrojante y de los Teleñecos de Chan, hoy toca hablar del Magnífico.

Es posible que recuerdes la campaña publicitaria de Dacia Logan de 2007. Se hicieron varios anuncios en los que aparecía un personaje con cara de panoli, arrobado ante el funcionamiento, absolutamente normal, de alguna de las características de su nuevo Dacia: las luces largas y cortas, el maletero, los limpiaparabrisas... Otro personaje, entre desconcertado e indulgente, daba la réplica mientras se afirmaba que el vehículo hacía lo mismo que cualquier otro coche, pero por mucho menos dinero.

Campaña Dacia 2007

Pues bien, vayamos ahora al portal de comunicación de la UAH. Allí nos encontramos con el siguiente titular: "La UAH ha inaugurado una nueva señalización en el torreón del campus científico tecnológico". ¡Ahí es nada!

La noticia nos explica que a finales de noviembre el Rector Magnífico inauguró un letrero luminoso realizado en mármol cortado con láser y que se enciende y apaga mediante un sistema bluetooth. Obsérvese el derroche tecnológico que nos gastamos en la UAH. ¡Piedra cortada con láser! ¿Hemos inventado el láser? ¿Hemos desarrollado la cortadora de piedra? ¿La hemos instalado en uno de nuestros centros? 

Lo mejor, sin duda, es lo del bluetooh. Véase al Rector Magnífico apretar un botón en la pantalla de un móvil para encender el luminoso, suponemos. ¿Quién no estaría deseando matricularse en la UAH tras semejante muestra de dominio de la tecnología al servicio de la Humanidad? ¿Cómo no sentirse estimulado ante este derroche de sabiduría? A todos nos gustaría poder estrechar la mano del desarrollador de este sistema... pero no nos lo cuentan. Seguro que él o ella prefieren seguir en el anonimato.

Como todo el mundo sabe, la conexión bluetooth es de corto alcance. No creo que el Rector Magnífico suba cada día a encender y apagar el luminoso. Para eso se han inventado unos interruptores especiales que se conocen como crepusculares, que por muy poco dinero resuelven el problema de forma eficiente y duradera.

Me parece que el equipo que dirige la UAH está muy asustado ante las evidencias de su pésima gestión y pretenden distraernos de la realidad con estos anuncios. Están muy equivocados, faltos de ideas y exhiben un profundo desconocimiento de qué es la universidad y de cuales son sus fines y medios. No engañan a nadie y mejor sería que dieran un paso atrás y permitieran que alguien con más luces encauzara la situación. La universidad no les pertenece, es un servicio público.

José Vicente Saz Pérez, el Rector Magnífico, no es más que el epítome del equilibrio de poder entre clanes. Catedrático de promoción interna en convocatoria organizada mientras él era vicerrector competente en la materia, medalla de plata de la UAH en iguales condiciones y justificada en que "bajo su dirección se han desarrollado los planes de consolidación y promoción de la plantilla de PDI, que [...] mejoraron las condiciones laborales y contractuales de casi 200 profesores", entre ellos a él mismo. En fin, si Cisneros levantara la cabeza... 


NOTA: Los Rectores de las universidades recibirán el tratamiento académico de Rector Magnífico o Rectora Magnífica según Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril.