domingo, 13 de junio de 2021

Empleabilidad

Hace una semana se desató un fugaz, pero intenso, debate entre el profesorado de mi departamento a cuenta de la “empleabilidad” de nuestros alumnos, futuros ingenieros informáticos, industriales, en telecomunicaciones, etc.

La chispa que originó la deflagración fue la difusión del informe Empleabilidad y talento digital que elabora la Fundación VASS en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid. En el informe correspondiente al 2020 se analizan las opiniones de empresas relacionadas con la informática y de alumnos estudiantes de ingenierías. En nuestro caso, se han incluido las opiniones de 55 estudiantes de la Escuela Politécnica Superior de la UAH, y la conclusión mayoritaria del profesorado participante en el debate es que no quedamos muy bien.

Antes de ir al busilis de la cuestión, no puedo dejar de manifestar mi perplejidad ante un buen hatajo de temas que me conformaré con enumerar:
  • ¿Qué es el talento digital? ¿Por qué es necesaria una fundación que lo promueva? ¿Quién pone el dinero?
  • ¿Qué valor tienen las opiniones de los estudiantes? ¿No se están formando? ¿Qué representación se les puede otorgar a 55 de 2.000 alumnos?
  • ¿Qué valor tienen las opiniones de las empresas? ¿Qué departamento se ha encargado de responder a las encuestas? Conozco alguna empresa de desarrollo de software (con facturaciones anuales de más de 6 ceros) que no tiene analistas. ¿Su opinión vale lo mismo que otra con un equipo de análisis?
  • ¿Quién define los índices (DESI, de talento digital, de madurez digital, etc.) y demás variables sociológicas? ¿Qué verdad se extrae de una recopilación estadística de opiniones? ¿Cómo modifica la “cocina” de la encuesta la conclusión final?
Por una parte, tengo la impresión de que estas fundaciones actúan como lobbies y me gustaría saber qué intereses defienden. Y por otra, sería deseable que las empresas de informática se ajustaran a los principios de la ingeniería del software, pero sabemos que eso es mucho menos frecuente de lo deseable, aunque de ninguna manera impide ganar dinero, ¡y mucho!

En cualquier caso, niego la mayor. El fin de la universidad no es la empleabilidad sino el CONOCIMIENTO. Es decir, los profesores universitarios no trabajamos para que nuestros alumnos encuentren trabajo sino para transmitir conocimiento. Y no un conocimiento cualquiera sino el superior, aquel que está en el limite de lo conocido.

¿Significa esto que nuestros alumnos no van a encontrar trabajo? En absoluto, en una sociedad sana, una persona con conocimiento profundo de una rama del saber debería encontrar un buen trabajo fácilmente.

Nosotros no podemos quedarnos en formar para el empleo. Para eso ya está, y lo hace mucho mejor, la formación profesional. Lo malo es que la sociedad española no goza de buena salud en este aspecto: demasiados universitarios y pocos aprendices, lejos de los porcentajes de otros países europeos. Al final, nuestros títulos universitarios se devalúan en prestigio y remuneración mientras muchos puestos de trabajo se quedan sin cubrir.

Si la universidad abdica del conocimiento el edificio se viene abajo. ¿Para qué, entonces, tanta investigación, papers incluidos, de los profesores universitarios?



NOTA (17 de junio de 2021):

Hace un par de días he visto en la televisión un espacio publicitario de la Universidad Nebrija (privada) en el que uno de sus vicerrectores hacía gala de la elevada empleabilidad que garantiza su institución. Afirmaba que el 80% de sus alumnos trabajan ya en el primer curso y ese porcentaje se eleva hasta el 90 y muchos cuando terminan. ¡Es fantástico! Si se matriculan y ya encuentran empleo, ¿para qué sirve la universidad? No será como centro de formación puesto que, antes de que les haya dado tiempo a enseñar algo, el estudiante ya ha se ha colocado (y no tiene tiempo de estudiar como Dios manda). A lo más, la Universidad Nebrija será una estupenda agencia de colocación.

Eso sí, que no falten las típicas (y vacías) palabras mágicas: "telepresencialidad", internacionalidad, transversalidad,  trabajo en equipo, resiliencia, innovación, saber cómo hacer...