sábado, 16 de septiembre de 2023

¿En Derecho cabe todo?

Durante estos días de vacaciones no he estado muy atento a las noticias porque hay que descansar, pero me rechinaron los oídos y, sobre todo, las neuronas cuando escuché en algún telediario algo así como que "en Derecho cabe todo". No le pongo la cara al que lo dijo, pero la debe de tener muy dura.

¡No, hombre! ¡No! En Derecho no cabe todo. En primer lugar están las fronteras que impone la Constitución, que para algo es la Norma Fundamental, pero es que, además, por encima está el Derecho Natural, esto es, un conjunto de derechos universales y anteriores que emanan de la propia naturaleza humana y su dignidad.

Más de un listillo me estará mirando con condescendencia calificando mi punto de vista de ignorante, atrasado y simplón. ¡Allá él! En algunas cabezas hablar del Derecho Natural es tanto como hablar del Derecho Romano (aunque no sea lo mismo) y eso les habilita para endosar alegremente la tranquilizadora etiqueta de retrógrado, reaccionario, conservador o facha a aquel del que prefieren apartarse antes que someterse al durísimo trabajo de pensar. Estos "modernos" prefieren el Derecho Positivo, es decir, aquel que obliga porque está escrito.

¡Claro! El Derecho Positivo es más acomodaticio, ya que basta con redactar lo que se desea, por muy absurdo que sea, para que una vez aprobado "funcione". Así, si necesitamos una Ley de Amnistía para poder alcanzar el poder, no hay que quebrarse mucho la cabeza ni hay que sobreponerse a graves dilemas de conciencia, tan sólo requiere conseguir la mayoría adecuada y problema resuelto.

Esta manera de legislar, a golpe de conveniencia, no es democrática por mucho que emane del "diálogo", de "ponerse de acuerdo" y de la "voluntad de las mayorías". Es profundamente antidemocrática porque no respeta la dignidad humana. Y cuando se miente y se atropella la verdad, se manipula y se obra para beneficiar a unos pocos en detrimento del bien común, se está faltando gravemente a la dignidad humana.

Todos los regímenes totalitarios que han sido, son y los que serán obran del mismo modo: ponen por escrito lo que les conviene y justifican sus desmanes en el cumplimiento de leyes hechas a su medida.

¿No es cierto que todos rechazamos en lo más profundo de nuestro ser la mentira, la violencia, el robo, el abuso...? Esto no sucede en razón de que la convención social o la tradición hayan moldeado nuestro cerebro sino porque nuestra esencia, nuestra humana naturaleza lo rechaza de plano. Ya se puede poner de acuerdo una mayoría en la legalidad de privar de cualquier derecho a una minoría que eso no cabe en Derecho, lo diga quien lo diga. Ya publiqué algo similar hace casi un año: ni la verdad es cuestión de mayorías ni se ajusta a Derecho (con mayúscula) todo lo que se aprueba.

Termino por dónde empecé. Digo que me rechinaron las neuronas al escuchar la tontada de que "en Derecho cabe todo", pero más me preocupa no haber oído a ningún miembro de ningún partido hacer alguna declaración denunciando semejante postulado totalitario: sin duda, nuestra clase política es nefasta, sean del partido que sean.

Ya que no podemos confiar en los políticos, me queda la esperanza de que sean nuestros jóvenes los que detecten que les están "robando la cartera" (y no sólo en lo económico). Como dice un amigo, la afirmación de que "en Derecho cabe todo" es TERRORISMO LÓGICO... ¡Por favor, politiquillos! ¡No pretendáis vendernos una burra vieja y coja! ¡En Derecho NO cabe todo!

El "terrorismo lógico" rompe al hombre

Addenda (17 de septiembre de 2023)

Me recuerda un amable lector que un alto magistrado afirma que se puede torcer el Derecho con el fin de "apaciguar" a la sociedad. Dice ese magistrado que no debe importar que la toga coja polvo, o algo similar...

Discrepo absolutamente con ese importante juez, porque la Ley debe ser igual para todos, de hecho, la Justicia se suele representar con una venda en los ojos para ilustrar que no ve sobre quién dicta sentencia. Al delincuente se le ha de aplicar la Justicia con todas las garantías, pero nunca "apaciguarle", puesto que ese modo de proceder debilita al Estado y anima a seguir delinquiendo.