sábado, 2 de diciembre de 2023

Los Teleñecos de Chan

Algunos pensábamos que ya habíamos tocado fondo con aquello de los Monos, hormigas, corales y alguna confesión sonrojante, pero no, amigos. Estamos on fire en la Universidad de Alcalá y ahora ha sido el vicerrector Sebastian Sánchez Prieto, Chan para los amigos, el que ha saltado al ruedo para echar el resto.

En esta ocasión, la ocurrencia viene del espacio sideral y, como no podía ser menos, nos la cuenta un experto en investigación espacial que, todo hay que decirlo, no muestra el más mínimo sentido del ridículo.

La tontuna forma parte de una campaña publicitaria, supongo que ideada por el nuevo dircom de la UAH, Juanjo Becerra, que tiene como objetivo intuyo revertir la alarmante pérdida de alumnos que padecemos desde hace años.

Hemos aparecido en los medios (cadenasercadenaser (otra vez)telemadridantena3, además de en redes sociales) no por un hecho académico o científico relevante, sino a golpe de talonario. Hay quien dice que 750.000€, lo cual me parece una exageración y no termino de creérmelo. 

Los responsables de la campaña digo yo que serán el Rector y su equipo manifiestan un completo desconocimiento de qué es la universidad y cuáles son sus fines y medios. El objetivo de la universidad es la búsqueda de la verdad y su difusión, y eso se hace estudiando y enseñando. Nunca con peluches. La enseñanza superior seduce por el conocimiento, pero si se la denigra con esta clase de promociones el efecto es contraproducente.

¿Qué imagen estamos dando? Son Los Teleñecos o Barrio Sésamo nuestros modelos. Si así fuera, Jim Henson hubiera sido número 1 en el ranking de Shanghai. ¿Queremos tener tanta audiencia como El Hormiguero? Hagamos catedrático de promoción interna a Pablo Motos

En el vídeo nos asegura el vicerrector que están esperando a los "resultados de los análisis". Y esos análisis, ¿quién los va a llevar a cabo? ¿Los becarios? Lo digo porque el tiempo es muy limitado y dedicarse a la gestión, a la docencia, a la investigación y ahora también a la publicidad es muy complicado, que diría Portilla. Las cuentan no salen. Otra cosa es que firmemos papers en MPDI a cuya contribución declaramos "recursos" o "administración". ¿Es eso investigar? ¿O es otra cosa?

Tal y como proclamaba Virgilio Zapatero, exrector de la Universidad de Alcalá, "el futuro está en las aulas". Los alumnos se ganan en las aulas, día a día, enseñando de verdad, estudiando y haciendo estudiar. Si los exámenes se aprueban con una tarde de estudio, muy mal vamos. Por eso tenemos las aulas vacías, por eso hemos conseguido bajar en el ranking de Shanghai al último tramo.

Si Cisneros levantara la cabeza... 


jueves, 23 de noviembre de 2023

Dime de qué presumes...

En la pasada convocatoria de la EvAU, el hijo de unos vecinos hizo los exámenes en la Universidad de Alcalá y se trajo para casa unos cuantos folletos de promoción. Unas semanas después me enseñaron uno, del que adjunto fotografía, y me preguntaron por los rankings. Con la buena intención de no tirar piedras contra mi propio tejado, divagué acerca de los listados que ofrecen clasificaciones y su (limitada) utilidad en la tarea de selección de centro, que debe de estar presidida por la prudencia, sin prescindir de las oportunas indagaciones personales, como ya he dicho en otras ocasiones.

Pensaba que había logrado esquivar elegantemente el tema, cuando mi vecina, femeninamente perspicaz, no dejó escapar a la presa y sentenció: "Dime de qué presumes..." (y te diré de qué careces). 

Efectivamente, ¿para qué engañarnos? Ya que los rankings "pata negra" no nos son favorables, nos buscamos otros, los de los "premios del paquete de magdalenas". Pero esta promoción de pacotilla no cuela, la gente no es tan estúpida como algunos de nuestros líderes se cree.

La siguiente captura corresponde al listado 2023 del ranking de Shanghai. En él estamos en el último tramo, de 901 a 1000, y aparecemos en la página 33 de 34, o sea, en la penúltima.

No he oído a ninguno de nuestros ínclitos gestores hablar del tema. Como se puede ver en la imagen, hemos caído un tramo, para situarnos "plácidamente" en el furgón de cola. ¿Ha dimitido alguien? No, ni se espera... "Estrategia", "innovación", "internacionalización", "gestión de la calidad" son los vocablos grandilocuentes que manejan los apalancados en el poder, pero nada de bajar al ruedo y "torear" el toro de la docencia.

Mientras tanto, la decadencia se extiende por la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alcalá como muestran estas fotografías.

La pizarra lleva un año apeada, sin que se pueda subir ni bajar, dejando inútil la segunda hoja. Hay que borrar y borrar, repetidas veces en cada clase. Según el Director de la Escuela, Bernardo Alarcos Alcázar, son necesarios varios días seguidos para poder arreglarla... Ha pasado el periodo de vacaciones de Navidad 2022, Semana Santa 2023, verano 2023, además de los periodos de exámenes, etc. y no se ha encontrado un hueco libre de suficiente extensión. Ya veremos si se da la necesaria conjunción astral que permita llevar a cabo la reparación antes de la próxima glaciación.

Las goteras son la metáfora de la decadencia académica. ¿Hay algún plan de mantenimiento del edificio? Parece que el mismo plan que hay para sacarnos del pozo académico en el que nos encontramos. Los frecuentes desalojos por alarmas (falsas o no) de las últimas semanas han tenido la virtualidad de poner de manifiesto que la Escuela está vacía. Alguien debería tomar cartas en el asunto. ¡Ya!


NOTA (26 de enero de 2024): ¡Por fin! Ya han arreglado la pizarra. Más de un año para reparar una pizarra... Después de alcanzar este hito en la (¿excelente?) gestión de la Escuela, ¿podremos ponernos manos a la obra con el necesario cambio de los planes de estudios? Es urgente hacer una propuesta atractiva y moderna, con objetivos académicos reconocibles, que supere el actual bodrio consistente en el hacinamiento de asignaturas sin orden ni sentido, producto del corta y pega con el que se confeccionó.


viernes, 27 de octubre de 2023

Proyeccionistas

Poco a poco vamos cambiando profesores por proyeccionistas, es decir, personas que manejan un proyector de cine o, para ser precisos, un reproductor de vídeo. Bonita manera de ejercer el trabajo docente. Descansada, a lo menos. E innovadora, que todo hay que decirlo.

Ayer vino Miguel de la universidad, de tercer curso en la UCM, absolutamente decepcionado: la clase de una profesora había consistido en ponerles una película. Sin comentar nada, sin explicación, tal y como si vas a ver la última de Dwayne Johnson a los multicines del centro comercial. Como bien dice él: "para eso la veo en casa y me ahorro el viaje". En su opinión, esa profesora no tiene nivel y no debería estar en la universidad. Le creo, lo compruebo a diario. Ya lo denunció hace un año Daniel Arias Aranda, y lo ha hecho ahora de nuevo en su magnífico libro, "Querido alumno: te estamos engañando". Pero esto sólo lo pueden remediar los principales afectados, los alumnos, que deberían protestar y reclamar lo que es suyo.

La plaga de proyeccionistas está mucho más extendida en los institutos. Almudena sale a uno o dos vídeos por día lectivo. Al final, es una manera burda de pasar las clases sin dar un palo al agua. Evidentemente, son pocos los padres que protestan y menos aún los estudiantes, pero es que el profesor tiene una responsabilidad social y moral, que nadie tendría que recordarle.

La educación basada en imágenes es un auténtico desastre. Lo he comentado en otras ocasiones, pero ya nos lo dijo en el año 1953 Ray Bradbury en Fahrenhet 451. En esta novela, en la que se nos muestra un mundo distópico, los libros están prohibidos y los bomberos se encargan de quemarlos. La educación de los niños se realiza a base de películas y programas de televisión.

A continuación, copio algunos párrafos que me parecen muy elocuentes. No perdamos de vista que están escritos hace 70 años... ¿aprenderemos antes de que el mundo descrito en la ficción se haga realidad?

Sobre la falta de exigencia y la enseñanza orientada a producir ciudadanos que no piensan:

"Una hora de clase por televisión, una hora de baloncesto o de béisbol o de carreras, otra hora de documentación sobre historia o pintura, y más deportes, pero ¿sabe?, nunca hacemos preguntas, o por lo menos la mayoría no las hace; sólo te dan respuestas, pum, pum, pum, y nosotros sentados ante el televisor durante cuatro horas más recibiendo clases grabadas."

“–Se acorta la escolarización, se relaja la disciplina, se abandona la Filosofía, la Historia, poco a poco la Gramática y la Ortografía se descuidan y finalmente se ignoran casi por completo. La vida es inmediata, el trabajo es lo único que cuenta, y el placer lo ocupa todo después del trabajo. ¿Para qué aprender algo que no sea apretar botones, mover interruptores, ajustar tuercas y pernos.”

“Organiza concursos que se puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares o los nombres de las capitales de los estados o cuánto maíz produjo lowa el año pasado. Llénalos de datos incombustibles, abrúmalos con información hasta que se sientan atiborrados pero «inteligentes». Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la melancolía. Cualquier hombre que pueda desmontar un panel de televisión y volver a armarlo luego, y, en la actualidad, la mayoría de los hombres pueden hacerlo, es más feliz que cualquier otro que trate de medir, calibrar y sopesar el Universo, que no se dejará cuantificar ni medir sin hacer que nos sintamos primitivos y solos.”

Sobre la metodología basada en imágenes, que nos ofrece las ideas ya "pensadas", listas para incorporarlas a nuestro ser sin discusión:

“El televisor es «real». Es inmediato, está ahí y tiene dimensión. Te dice lo que debes pensar y te lo dice a gritos. Debe de tener razón. Parece tenerla. Te hostiga de forma tan apremiante para que aceptes tus propias conclusiones que tu mente no tiene tiempo para protestar, para gritar: «¡Qué tontería!»".

“Pero ¿quién consigue soltarse de la garra que lo sujeta una vez se ha instalado en un salón con televisor? ¡Lo moldea a uno a su antojo! Es un medio ambiente tan auténtico como el mundo. Se convierte en la verdad y es la verdad. Los libros pueden ser combatidos con argumentos.”



lunes, 2 de octubre de 2023

Reduflación educativa

En estos tiempos de desbocada inflación, los telediarios nos han familiarizado con un nuevo término: la reduflación. No es más que vender menos cantidad al mismo precio, y no hay nada que objetar siempre que el etiquetado sea correcto. Otro tema es que el consumidor no se pare a examinar el importe por unidad (kilo, litro, etc.) antes de echar el producto al carro de la compra, pero de todo se aprende, espero.

La pillería viene cuando el envase es el mismo que tenía la mercancía cuando contenía más cantidad. Ahí sí veo fraude, por muy bien etiquetado que esté el artículo. No pondré ejemplos, pero creo que todos tenemos en la cabeza algún caso flagrante.

Pues bien, en educación hace mucho que estamos sufriendo la reduflación educativa, con el agravante de mantener el tamaño del "envase". Los padres en particular y la sociedad en general pensamos que nuestros jóvenes están recibiendo la formación debida en extensión y profundidad, pero nos están timando a lo grande. El año académico dura más o menos lo mismo de siempre y cada día ofrece aproximadamente las mismas horas lectivas que antaño, pero, ¿qué hay dentro de ese "envase"?

Pensemos en el curso que acaba de comenzar. ¿Cuántos días se pierden al principio de curso en presentaciones, a mitad de trimestre en celebraciones, al llegar las navidades en festivales, etc.? ¿Cuántos días falta tal o cual profesor y viene el de guardia? De cada hora de clase, ¿cuántos minutos se dedican a transmitir conocimientos? De los temas del libro, ¿cuántos se imparten?

Tiene mi hija un profesor que da clase con cuentagotas, pero como es muy enrollado suele animar a los chicos a que le cuenten algo y se monta tertulias súper chulas. Todos sabemos que se define feminista, ecologista y anticapitalista lo cual me parece muy respetable, pero de su asignatura sabemos bastante menos. Otra profesora dedica un importante porcentaje del tiempo lectivo a poner vídeos de YouTube, lo que me trae a la memoria Fahrenheit 451 donde Ray Bradbury auguró una educación sin profesores gracias a la televisión. (Por cierto, creo que esa profesora no ha leído esta novela porque sino velaría más por su propio futuro laboral.)

En la universidad no estamos mejor. Empezamos con el consabido "prima non datur, et ultima dispensatur", para seguir con clases de 2 horas que se convierten en clases de 75 minutos, optativas que se resuelven con un trabajo presentado a final de curso, laboratorios semanales que trocan en quincenales y exámenes realizados en horario lectivo. Al final, las 30 horas de teoría se quedan en 20 con mucha suerte.

Parece ser que algunas universidades están implantando sistemas electrónicos de control de presencia en las aulas para registrar automáticamente si los profesores bajan a clase o no. Esto me lo ha contado una mente maliciosa que sospecha que se están traspasando demasiados límites, pero yo no creo que sea por eso, sino por dar un mejor servicio.

Reduflación educativa


sábado, 16 de septiembre de 2023

¿En Derecho cabe todo?

Durante estos días de vacaciones no he estado muy atento a las noticias porque hay que descansar, pero me rechinaron los oídos y, sobre todo, las neuronas cuando escuché en algún telediario algo así como que "en Derecho cabe todo". No le pongo la cara al que lo dijo, pero la debe de tener muy dura.

¡No, hombre! ¡No! En Derecho no cabe todo. En primer lugar están las fronteras que impone la Constitución, que para algo es la Norma Fundamental, pero es que, además, por encima está el Derecho Natural, esto es, un conjunto de derechos universales y anteriores que emanan de la propia naturaleza humana y su dignidad.

Más de un listillo me estará mirando con condescendencia calificando mi punto de vista de ignorante, atrasado y simplón. ¡Allá él! En algunas cabezas hablar del Derecho Natural es tanto como hablar del Derecho Romano (aunque no sea lo mismo) y eso les habilita para endosar alegremente la tranquilizadora etiqueta de retrógrado, reaccionario, conservador o facha a aquel del que prefieren apartarse antes que someterse al durísimo trabajo de pensar. Estos "modernos" prefieren el Derecho Positivo, es decir, aquel que obliga porque está escrito.

¡Claro! El Derecho Positivo es más acomodaticio, ya que basta con redactar lo que se desea, por muy absurdo que sea, para que una vez aprobado "funcione". Así, si necesitamos una Ley de Amnistía para poder alcanzar el poder, no hay que quebrarse mucho la cabeza ni hay que sobreponerse a graves dilemas de conciencia, tan sólo requiere conseguir la mayoría adecuada y problema resuelto.

Esta manera de legislar, a golpe de conveniencia, no es democrática por mucho que emane del "diálogo", de "ponerse de acuerdo" y de la "voluntad de las mayorías". Es profundamente antidemocrática porque no respeta la dignidad humana. Y cuando se miente y se atropella la verdad, se manipula y se obra para beneficiar a unos pocos en detrimento del bien común, se está faltando gravemente a la dignidad humana.

Todos los regímenes totalitarios que han sido, son y los que serán obran del mismo modo: ponen por escrito lo que les conviene y justifican sus desmanes en el cumplimiento de leyes hechas a su medida.

¿No es cierto que todos rechazamos en lo más profundo de nuestro ser la mentira, la violencia, el robo, el abuso...? Esto no sucede en razón de que la convención social o la tradición hayan moldeado nuestro cerebro sino porque nuestra esencia, nuestra humana naturaleza lo rechaza de plano. Ya se puede poner de acuerdo una mayoría en la legalidad de privar de cualquier derecho a una minoría que eso no cabe en Derecho, lo diga quien lo diga. Ya publiqué algo similar hace casi un año: ni la verdad es cuestión de mayorías ni se ajusta a Derecho (con mayúscula) todo lo que se aprueba.

Termino por dónde empecé. Digo que me rechinaron las neuronas al escuchar la tontada de que "en Derecho cabe todo", pero más me preocupa no haber oído a ningún miembro de ningún partido hacer alguna declaración denunciando semejante postulado totalitario: sin duda, nuestra clase política es nefasta, sean del partido que sean.

Ya que no podemos confiar en los políticos, me queda la esperanza de que sean nuestros jóvenes los que detecten que les están "robando la cartera" (y no sólo en lo económico). Como dice un amigo, la afirmación de que "en Derecho cabe todo" es TERRORISMO LÓGICO... ¡Por favor, politiquillos! ¡No pretendáis vendernos una burra vieja y coja! ¡En Derecho NO cabe todo!

El "terrorismo lógico" rompe al hombre

Addenda (17 de septiembre de 2023)

Me recuerda un amable lector que un alto magistrado afirma que se puede torcer el Derecho con el fin de "apaciguar" a la sociedad. Dice ese magistrado que no debe importar que la toga coja polvo, o algo similar...

Discrepo absolutamente con ese importante juez, porque la Ley debe ser igual para todos, de hecho, la Justicia se suele representar con una venda en los ojos para ilustrar que no ve sobre quién dicta sentencia. Al delincuente se le ha de aplicar la Justicia con todas las garantías, pero nunca "apaciguarle", puesto que ese modo de proceder debilita al Estado y anima a seguir delinquiendo.


sábado, 22 de julio de 2023

Lord Kelvin, discrepo de lo que dicen que dijiste

Lord Kelvin fue un físico británico famoso por la escala Kelvin, una escala de temperatura que tiene la particularidad de comenzar en el cero absoluto, esto es, en los –273,15 ºC. El cero absoluto es inalcanzable, pero fascinante por la variedad de fenómenos asociados a la falta de movimiento de las partículas que se hallan a 0 K. En ese estado,  ¿se cumple el principio de indeterminación de Heisenberg? ¿los cristales son perfectos o se producen condensados?

Además de en la termodinámica, lord Kelvin destacó en el campo de la electricidad y realizó importantes aportaciones en ingeniería, todo lo cual le valió el título de lord, entre otros muchos reconocimientos. También hizo algunas predicciones que resultaron erróneas, todo sea dicho. No obstante, es citado en muchas ocasiones por el siguiente fragmento de una conferencia dictada en Institution of Civil Engineers el 3 de mayo de 1883:

"I often say that when you can measure what you are speaking about, and express it in numbers, you know something about it; but when you cannot measure it, when you cannot express it in numbers, your knowledge is of a meagre and unsatisfactory kind; it may be the beginning of knowledge, but you have scarcely in your thoughts advanced to the stage of Science, whatever the matter may be."

Que podríamos traducir más o menos así:

"A menudo digo que cuando puedes medir de lo que estás hablando y expresarlo en números, es que sabes algo al respecto; pero cuando no puedes medirlo, cuando no puedes expresarlo en números, tu  conocimiento es pobre e insatisfactorio; puede ser el comienzo del conocimiento, pero tú apenas te has acercado en tus pensamientos al estado de Ciencia, sea cual sea el asunto de que se trate."

Pues bien, aunque yo no soy lord ni lo voy a ser, discrepo de esta famosa sentencia. No todo lo cuantificable es Ciencia ni toda la Ciencia debe venir cuantificada. Me explicaré. Los físicos describimos el comportamiento de la Naturaleza, es decir, respondemos al cómo, pero no tenemos herramientas para conceptualizar, para explicar el qué.

Veamos un ejemplo con el movimiento. Somos capaces de formalizar matemáticamente la velocidad y asignarle un número, pero no encontramos respuesta a la pregunta de qué es el movimiento. Para ello hemos de recurrir a la Filosofía, que también es Ciencia, aunque no sea empírica.

¿Qué es el movimiento desde un punto de vista filosófico? Es el paso de la potencia al acto. Y esta definición no es pobre ni insatisfactoria. De hecho, la Filosofía representa el primer grado de abstracción, las Matemáticas el segundo y las ciencias empíricas el tercero. ¡Ojito, que hay rangos!

Como ya he dicho alguna vez, vivimos en una sociedad que se deja deslumbrar por los números, pero no sabe nada de Filosofía. Los conspiranoicos están convencidos de que la reducción de las asignaturas humanísticas en general y filosóficas en particular en los planes de estudios es intencional, para conseguir ciudadanos-borregos. Yo no lo sé, pero sí que estoy de acuerdo en que a menos conocimientos humanísticos menos libertad y más manipulación a través, precisamente, de los números. Por eso recomiendo leer, para desarrollar un sano espíritu crítico.

Volvamos a lord Kelvin. En realidad, lo que dijo no es exactamente lo que se suele citar, sino algo más. Su discurso comenzó así:

"In physical science a first essential step in the direction of learning any subject is to find principles of numerical reckoning and methods for practicably measuring some quality connected with it."

Esto es:

"En la ciencia física, un primer paso esencial en el aprendizaje de cualquier tema es encontrar principios de estimación numérica y métodos para medir practicablemente alguna cualidad relacionada con él."

Y ahora, ante el texto completo, sí que puedo manifestar mi conformidad. Lord Kelvin no hizo una afirmación general, sino que se limitó a la Física. Hay que tener cuidado con las referencias sesgadas, porque nos pueden inducir a extraer conclusiones falsas.

No quiero terminar sin referirme a que nuestro lord era un ferviente creyente anglicano que iba todos los días a misa. Esto va por los que afirman que para hacer ciencia de calidad hay que ser ateo. Nada más lejos de la realidad. De hecho, lord Kelvin está enterrado en la abadía de Westminster junto a Isaac Newton, otro insigne físico y teólogo anglicano, de quien se estima que más de un tercio de su producción científica fue sobre teología.


martes, 11 de julio de 2023

Mi idolatrado estudiante

Este mes de julio se cumplen 70 años de la publicación de Mi idolatrado hijo Sisí, de Miguel Delibes. En esta novela se nos cuenta la vida de Cecilio Rubes, un frívolo y egoísta comerciante de sanitarios y bañeras que, aburrido de la vida tras seis años de matrimonio, decide tener un hijo, a pesar de que cuando se casó le advirtió a su esposa que no deseaba descendencia.

"A Cecilio Rubes no le gustaban los niños. Entendía que de todos los martirios conocidos, soportar a un niño era el más metódico y refinado.”

Cecilio educa a su vástago de una manera extremadamente complaciente, incluso en contra del parecer de su mujer. No le importa si el chico deja de estudiar, frecuenta malos ambientes o no respeta a los demás. En el fondo, le consiente todo por su propia comodidad. Lamentablemente, el pequeño Sisí termina siendo víctima de esa educación poco rigurosa y se convierte en un mujeriego veleidoso y vacío, acostumbrado a que se haga siempre su voluntad.

“—¡Cielo santo! —chilló Rubes—. Trataste pocas criaturas en la vida, ¿verdad querida? Bien, ¿cuándo vas a darte cuenta de que ni el arte, ni la ciencia, ni la educación se encuentran en los libros? Para tratar a tu hijo, Adela, no te debes guiar de un libro, sino de tu propio corazón. ¡Eso es!
Insistió Adela:
—No soy partidaria de blanduras con los chicos, Cecilio, ya lo sabes. ¿No crees que con esta actitud no hacemos más que perjudicarle?
Perjudicarle, perjudicarle... ¿Piensas que un niño es más feliz llevándole siempre la contraria que viviendo su vida libremente?”

La historia termina de manera dramática, pero previsible, sin duda. Creo que el fondo de la cuestión es absolutamente actual. Vivimos tiempos controvertidos en educación... Como nos alerta Daniel Arias-Aranda, estamos engañando a los estudiantes en ese iluso afán de procurarles felicidad a base de ahorrarles todo esfuerzo. Es todo lo contrario: el joven, de suyo, se colma de satisfacción cuando supera los desafíos a los que se enfrenta.

Nuestros neopedagogos de despacho proclaman que hay que escuchar al alumno (aunque ellos no escuchan a los profesores), como si la enseñanza consistiera en agradar. No, el auténtico maestro debe ser un líder en el sentido etimológico del término, esto es, un guía que conmina a sus discípulos a avanzar por el camino de la verdad con el ejemplo de su esfuerzo y el encanto de su saber.



viernes, 30 de junio de 2023

Cinismo y aprobados generales

Recuerdo haber visto de pequeño algún episodio del teniente Colombo, una serie en la que el famoso policía, interpretado por Peter Falk, resolvía todo tipo de crímenes. Colombo vestía siempre una cochambrosa gabardina y tenía un aire despistado y bonachón.

Además de las peculiaridades del personaje, lo más característico de la serie era que el espectador siempre sabía quien era el asesino, pues cada capítulo comenzaba mostrando el delito. Técnicamente es lo que se conoce como historia de detectives invertida. O sea, como la clase invertida, pero en cine.

Con independencia del caso, todos los criminales desenmascarados por Colombo exhibían un rasgo común: un desvergonzado comportamiento cínico. El cinismo es el impúdico recurso a la mentira o la defensa descarada de acciones reprobables que, para los malos de la ficción –esto hay que reconocerlo–  era un modo de proceder casi obligado si no querían verse descubiertos por el astuto teniente.

Diría que hoy está muy de moda el cinismo. Y no me refiero sólo a lo que observamos en estos tiempos de interminables campañas electorales. Ayer viví un nuevo episodio de la cada vez más descarada persecución que sufro por hacer mi trabajo con honestidad. Según los inquisidores de la "calidad" merezco ser vigilado ya que mi asignatura muestra una gran desviación al alza respecto al promedio en porcentaje de suspensos. Hay que decir, en honor a la verdad, que hay otras 7 asignaturas con peores estadísticas, pero esas no parecen ser objeto de escrutinio, dejando en evidencia a los que pretenden que renuncie a mis convicciones. Pues bien, llegados a este punto, alegué que una correcta aplicación del método científico, obligaba a estudiar qué sucede con aquellas asignaturas que presentan una desviación a la baja, esto es, el contrapeso por el extremo contrario que matemáticamente contribuye al promedio.

En concreto, señalé que, con los datos suministrados por la Dirección de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alcalá, 12 asignaturas del total de las impartidas en el grado durante el primer cuatrimestre tienen un 100% de aprobados, esto es, el 46% de todas las asignaturas del primer cuatrimestre se saldan con aprobado general. Para cualquier observador imparcial esto chirría, pero no para la mayoría de profesores que asistían a la reunión. Uno de ellos preguntó: "¿y qué tiene eso de malo?". Según explicó, los profesores que consiguen un 100% de aprobados es porque son muy buenos transmitiendo conocimientos...

Podría ser, ¿cómo no? El que haya 12 genios de la enseñanza es una suposición razonable, que diría el teniente Colombo. Pero también caben otras hipótesis, a saber, que el nivel de las materias es muy bajo, que se aprueba con un 3 o que los genios son los alumnos en lugar de los profesores. Para Colombo las explicaciones siempre deben ajustarse a lo natural y ahí radica su brillantez en la resolución de los casos.

Las notas de corte de nuestros alumnos no son muy buenas y sus competencias en álgebra, cálculo, física y electrónica dejan mucho que desear, por más que lo nieguen los defensores del aprobado general. Esto descarta la genialidad del estudiantado. Que se aprueba con menos de un 5 es algo que reconocen abiertamente algunos de los profesores que lo hacen y que también saben los alumnos, aunque no vayan a encadenarse a la puerta de la Escuela para protestar por ello.

La universidad es, según han acuñado los cursis, el Espacio de Educación Superior. Pues bien, si esto es así, deja poco espacio al aprobado general. Si los alumnos universitarios pueden llegar a un determinado nivel académico, el buen profesorado debe tirar de ellos para que den un poco más, en caso contrario no estaremos en el nivel "superior". Es como si quisiéramos ir a las Olimpiadas con marcas ramplonas, entonces no estaríamos en las Olimpiadas, sino en una pachanga entre colegas.

Es lamentable que la Universidad Pública, o una parte de ella, no esté verdaderamente comprometida con la exigencia académica y que se ponga una venda en los ojos para justificar lo anormal, lo antinatural. ¿Dónde queda el servicio público si abdica de buscar la verdad y enseñarla? Y un aviso de que vamos mal está en la reciente advertencia de Steven Pinker: "Las universidades han dejado de ser sitios seguros para la libertad de expresión". Campan por sus fueros los inquisidores de la "calidad", la "innovación", lo políticamente correcto, etc.

Los cínicos malhechores de la serie policíaca siempre son descubiertos por su soberbia: se creen muy listos, pero terminan enredados en sus propias mentiras, cuya impostura les delata.


domingo, 4 de junio de 2023

Bunbury, Suecia y la tecnología

Hace pocas semanas publicaba el semanario XLSemanal una interesante entrevista a Enrique Bunbury, antiguo líder de Héroes del Silencio, con motivo de la promoción de su último disco, Greta Garbo. Preguntado acerca de si consideraba que la tecnología nos atropella, respondía lleno de sentido común:

"Sí. Piensa en los smartphones: ¿hasta qué punto nos han vuelto más tontos? Igual la vida era mejor sin ellos porque andamos sobreestimulados, siempre con el móvil; ya no miramos a otro lado. Yo me siento de una generación afortunada por haber crecido sin smartphones y sin la omnipresencia del Internet, ya que nos ha tocado todo esto con las neuronas en su sitio y hemos podido adaptarnos a estas transformaciones sin mayor problema. He tenido la fortuna de vivir una vida adulta sin todas estas ventajas y también con ellas. Es decir, nosotros podemos comparar, pero la gente joven ha vivido con ello desde la cuna. Es un apéndice más de su cuerpo."

Me ha venido a la cabeza esta reflexión al leer en la prensa que Suecia paraliza su plan de digitalización de las escuelas. Después de 15 años, en los que los ordenadores han sustituido a los libros de texto en las escuelas suecas, ahora se dan cuenta de que están creando una generación de analfabetos funcionales. El experimento ha resultado fallido y. según dicen las autoridades competentes, no se puede considerar la digitalización como algo positivo sólo porque sea moderno.

La ministra de educación del país nórdico solicitó el parecer de más de 60 expertos y la conclusión es tan unánime como rotunda: "Toda la investigación del cerebro en niños muestra que no se benefician de la enseñanza basada en pantallas". Las alarmas saltaron ante el descenso del nivel de comprensión lectora entre los niños y niñas suecos, y ante la evidencia de que los chicos nunca o casi nunca escriben a mano.

Me parece que la destreza en lectoescritura da solidez al proceso de aprendizaje, no sólo en la educación básica, sino en todos los niveles educativos, y que su déficit lastra de manera formidable cualquier desarrollo intelectual posterior.

Con todo, los suecos están mucho mejor que nosotros en dos aspectos. Por un lado, su índice de comprensión lectora es superior al de España y por otro, y esto es lo más importante, están dispuestos a corregir lo que no va bien, sin fanatismos. Si invirtieron dinero en poner pantallas en las escuelas y ven que no ha funcionado bien, las quitan destinando recursos a promover el uso de los libros de texto. Sencillamente, el experimento falló, hay que reconocerlo y rectificar sin dramas.

Lamentablemente, en España perseveramos en el error. Nuestros jóvenes no comprenden lo que se les explica y no son competentes en el aprendizaje autónomo, pues no saben manejar la bibliografía, pero nuestro sistema no rectifica, no ataja el déficit de atención ni contribuye a "amueblar" correctamente las cabezas. Parece que nos importa menos el éxito de nuestros chicos y chicas que ser calificados de poco modernos. ¡Otro complejo!





miércoles, 24 de mayo de 2023

El conquistador de derechos

Estamos en campaña electoral, a nadie se le escapa. ¡Bueno! En realidad, llevamos en campaña desde hace años. Nuestros políticos, en vez de gestionar lo público, se ocupan, casi en exclusiva, de vendernos la burra, esto es, de tratar de convencernos de lo bien que lo hacen y de la suerte que tenemos de que sean ellos los que ocupen el sillón en lugar de los otros.

Estos días he escuchado a un candidato (o candidata, que no me acuerdo y me da lo mismo) decir que entiende su tarea política como la conquista de derechos para la ciudadanía. Me he quedado de piedra. Yo pensaba que la función de un político era administrar la cosa pública (la res publicae, que decían los latinos) en aras del bien común. Pero, no. Estaba equivocado.

Dedicarse a conquistar derechos tiene varios peligros, opino. En primer lugar, ¿hasta cuándo conquistamos derechos? ¿Dónde está la lista completa de derechos? Es un tema ambiguo, al menos. Pensemos que no hay derechos sin deberes. A ver si nos pasamos de frenada con los derechos y olvidamos los deberes, con lo que aquellos derechos dejarían de ser efectivos.

En segundo lugar, una vez conquistados los derechos, ¿cómo hacemos para que sean efectivos? Conquistar derechos para que estén escritos en un papel no sirve para mucho. Por ejemplo, en España, la Constitución nos garantiza el derecho a la vivienda en su artículo 47, pero lo cierto es que cada vez es más difícil hacer efectivo este derecho.

Finalmente y lo que me parece más peligroso de todo, es que esa "conquista" requiere un antagonista, es decir, alguien a quien expoliar, ya sea algo material o algo intangible. O visto desde otro punto, por cada derecho que conquistamos cargamos con un deber a otro, persona física o jurídica. Este modo de entender la acción política precisa de enemigos, guerra, disputa, confrontación, porque de no ser así no tiene sentido. Es un ejercicio basado en el perpetuo conflicto y esto, además de ser muy cansado, no suele traer nada bueno.

Yo prefiero entender los derechos como algo intrínseco a la naturaleza humana y, por tanto, no sujeto al sometimiento de un supuesto enemigo. El derecho a la vida, a la educación, a la propiedad privada, etc. no necesitan un opositor, nos pertenecen sencillamente por causa de nuestra dignidad.

Yo le pediría a nuestro conquistador de derechos que se circunscribiera a gestionar bien el dinero público y, si es posible, a conseguir que los derechos que ya hemos conquistado fueran efectivos, es decir, no un simple brindis al Sol.

Termino. Como nuestro candidato, lamentablemente, hoy en día, muchos jóvenes se ven como depositarios de derechos, pero no se percatan de que también están sujetos al cumplimiento de unos deberes. Ambas realidades son caras de la misma moneda. No hace falta buscar un enemigo por ahí fuera, basta con que dobleguemos nuestra falta de conciencia y cumplamos con nuestros deberes.



 

sábado, 13 de mayo de 2023

La importancia de la estupidez

Hace unos días me mandó Javi este breve pero interesante ensayo titulado The importance of stupidity in scientific research cuyo autor es Martin A. Schwartz, reputado profesor de Medicina, Ingeniería Biomédica y Biología Celular.

Me quedo con un par de ideas de su ensayo. La primera es sobre la docencia: "The point of the exam isn’t to see if the student gets all the answers right. If they do, it’s the faculty who failed the exam. The point is to identify the student’s weaknesses, partly to see where they need to invest some effort and partly to see whether the student’s knowledge fails at a sufficiently high level that they are ready to take on a research project."

Así lo siento yo, el objetivo del examen no es ver si el estudiante acierta todas las respuestas. Si así fuera, es que el examen estaría mal diseñado. El fin del examen es ayudar a identificar las debilidades del alumno, para establecer dónde hay que realizar un esfuerzo adicional.

En definitiva, los exámenes son un recurso docente más, que ha de ser bien utilizado. Muchos de nuestros neopedagogos lo utilizan tramposamente para que sus estudiantes acierten todas las respuestas y así puedan colgarse la medalla de "profesor de alto rendimiento", eufemismo moderno para denominar al profesor que aprueba a todo el mundo. Ellos proclaman la genialidad de sus métodos con el único aval de unos "magníficos" resultados que no resistirían la prueba del algodón de una reválida externa.

La segunda idea es sobre la investigación: "[...] I don’t think students are made to understand how hard it is to do research. And how very, very hard it is to do important research. It’s a lot harder than taking even very demanding courses. What makes it difficult is that research is immersion in the unknown."

Investigar es duro, muy duro, como dice Schwartz, y no es fácil de justificar la producción científica de muchos de nuestros investigadores actuales. ¡Algo falla! Dice Joan Subirats, ministro de universidades: “Una persona que hace un artículo cada tres días es algo complicado de entender”. Ya publiqué sobre el tema en 2019, la articulitis, y desde entonces la cosa no ha hecho sino empeorar.



domingo, 5 de febrero de 2023

Marco Aurelio y los likes

El año 161 d.C. Marco Aurelio Antonino Auguto se convirtió en emperador de Roma. Destacó en el campo de batalla, pero sobre todo por su serenidad, modestia y búsqueda de la verdad. Escribió Meditaciones, un compendio de reflexiones éticas basadas en los principios estoicos. En él podemos leer lo siguiente:

"Por lo demás, todo lo que es bello de alguna manera, bello es por sí mismo, y termina en sí mismo sin considerar el elogio como parte de sí mismo. En consecuencia, ni se empeora ni se mejora el objeto que se alaba. Afirmo esto incluso tratándose de cosas que bastante comúnmente se denominan bellas, como, por ejemplo, los objetos materiales y los productos fabricados. Lo que en verdad es realmente bello, ¿de qué tiene necesidad? No más que la ley, la verdad, la benevolencia o el pudor. ¿Cuál de estas cosas es bella por el hecho de ser alabada o se destruye por ser criticada? ¿Se deteriora la esmeralda porque no se la elogie? ¿Y qué decir del oro, del marfil, de la púrpura, de la lira, la espada, la florecilla, el árbol?" (Libro IV, 20).

Vivimos en la sociedad del like, un mundo en el que lo bueno y lo malo se decide a golpe de like o dislike, en el que se nos exige un "dale al like" como justiprecio a cualquier exhibición virtual. Parece que somos lo que indique el gusto ajeno y ese gusto ha de ser expresado e incluso registrado. De los likes dependen los ingresos publicitarios o el valor de un producto, pero también, y eso es lo peor, la inclusión, la valoración afectiva, la aceptación social o de uno mismo.

La tiranía del like es intolerable. Hay que romper con ella de raíz. Nos lo dice Marco Aurelio: lo bello es bello por sí mismo y la alabanza ni le pone ni le quita, acaso "¿se deteriora la esmeralda porque no se la elogie?". Le dediqué una entrada a este tema hace poco: la sociología como fuente de (no) verdad. La unanimidad grupal no es fuente de verdad, se pongan como se pongan unos y otros.

A veces el "éxito de público y de crítica", como se decía antes en la crónica teatral, se corresponde con la realidad, pero también ha sucedido que la inicial frialdad de ambos se tradujo en un universal reconocimiento a la vuelta de los años. ¿Qué más da? ¿Qué motivos tienes para actuar? ¿Estás convencido de lo que haces? Si es así, diremos con Mecano eso de "y lo que opinen los demás está de más".

En el ámbito de la educación nos toca sufrir el despropósito de las encuestas de satisfacción que rellenan los alumnos, en las que se da la paradoja de que te juzga quien está en proceso de formación y cuyo dictamen suele estar mediatizado por los resultados académicos. Así caemos en lo que denunciaba el catedrático Daniel Arias-Aranda recientemente: "Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando". O, en otro orden de cosas, hoy mismo hemos sabido que la facultad de medicina de Harvard renuncia a participar en los rankings de universidades ya que está bajo sospecha la ecuanimidad con la que se confeccionan. (Otro día hablaré de los rankings de la Universidad de Alcalá: líder en transparencia, sostenibilidad medioambiental, etc.)

Muchas veces, la sospecha de manipulación en el recuento de likes es casi una certeza cuando echas un vistazo desapasionado a la realidad: ni estos son tan buenos como dicen ser ni el marginado es tan malo como algunos quieren que sea. Ni la verdad ni la calidad han de medirse a la ligera, sobre todo cuando hay tantos intereses en juego.

Dice mi hijo Miguel que las Meditaciones de Marco Aurelio es el libro de filosofía que leemos los que no sabemos filosofía. Y no le falta razón, pero qué razón tiene el emperador estoico en lo que dijo y eso que lo dijo hace casi 2000 años. Vaya por aquellos (simples) que descalifican cualquier idea solamente por ser antigua.


domingo, 15 de enero de 2023

La universidad impostada

Hace unos días El Confidencial Digital tuvo a bien publicarme este análisis sobre la universidad española que podéis leer aquí.


La universidad impostada, la simulada, la del postureo, que dicen los jóvenes, es una institución que parece real, pero que sólo es un decorado. Ha perdido el rumbo porque antepone el fingimiento al auténtico empeño por buscar y difundir la verdad, su noble fin.

Las causas de esta enfermedad son variadas, pero una de las dominantes es el perverso sistema de incentivos, que premia la cantidad de artículos publicados soslayando el examen de su calidad intrínseca, asumiendo ingenuamente que la revisión por pares garantiza de suyo el valor del trabajo y la contribución de todos los firmantes. Así, la promoción profesional gravita de manera exclusiva en torno a la investigación, en detrimento de la docencia, que termina percibiéndose como un estorbo.

Para colmo de males, esa investigación no contribuye a profundizar en el conocimiento, porque el afán de medrar espolea la picaresca, en un vano intento de encontrar atajos que allanen el siempre arduo camino del saber.

En mi artículo propongo algunas medidas que podrían ayudar a mejorar la situación.



domingo, 8 de enero de 2023

El burlador burlado

Hace ya más de seis años que comencé este blog y lo hice con una entrada dedicada a la magnífica representación de El perro del hortelano de Lope de Vega que ofrecía por aquellas fechas la Compañía Nacional de Teatro Clásico en el Teatro de la Comedia. En aquella ocasión disfrutamos de lo lindo del espectáculo dirigido por Helena Pimenta, que, con acierto, supo conjugar el respeto al texto con la precisa dosis de innovación, tal y como exponía en dicho post.

Pues bien, hoy quiero hablar de El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, programado entre el 30 de septiembre y el 13 de noviembre pasados, también en el Teatro de la Comedia, de cuya dirección era responsable Xavier Albertí y que me pareció indignante. No puedo comprender por qué hay que modificar el texto original para colocar morcillas que nada tienen que ver con el espíritu primigenio de la obra. En cierto modo, me parece una estafa.

Eso de que el director de la representación se arrogue el derecho a presentar su “versión” ya es sospechoso. El público quiere ver a Tirso de Molina, no al director de turno, cuyo trabajo debería circunscribirse a la conducción de actores y a la coordinación de escenografía, vestuario, iluminación, etc. En este caso, si Xavier Albertí cree que tiene una buena idea para un espectáculo dramático, le animo a que lo escriba y busque dónde pasar la función, pero que no utilice un texto consagrado como caballo de Troya para llegar al público.

La verdad es que el programa de mano ya facilitaba algunas pistas de lo que podía pasar. Todos conocemos el mito de Don Juan, seguramente el arquetipo más universal de la literatura española, un seductor audaz que no respeta ni a hombres ni a Dios, que no teme acudir al convite de un muerto y que finalmente se condena o se arrepiente, según versiones. Sin embargo, para Albertí es una mirada hacia la violencia ejercida sobre el cuerpo de las mujeres que, a la vez, hacen uso de él libremente, y también es una reflexión sobre la mercantilización precapitalista, las economías urbanas y la desposesión de la propiedad de los cuerpos, y también tiene algo que ver con Amber Heard y Pinochet, e incluso la descolonización… ¡Cuán vasto me lo fiais! Un popurrí de ideas inconexas que poco tienen que ver con El burlador de Sevilla y quizá mucho con el afán de protagonismo de este director.

Espléndido está Rafael Castejón, como siempre, especialmente en el pasaje en el Don Gonzalo de Ulloa describe Lisboa. Y también están bien el resto de actores y actrices, aunque algunos de ellos interpretan demasiados papeles lo que, unido al vestuario extemporáneo y a la escenografía minimalista, puede inducir a que el espectador se despiste en ocasiones.



NOTA (15 de febrero de 2023): Un amable lector me ha hecho saber que en el día de ayer se publicó un artículo de Carmelo Jordá titulado "Ernesto o la importancia de respetar a los clásicos", que aborda el mismo tema que esta entrada.



domingo, 1 de enero de 2023

Joseph Ratzinger, el profesor

Ayer, último día de 2022, fallecía Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, y yo, en tanto que los medios de comunicación se hacen eco de la noticia, he sentido la súbita necesidad de rendir mi admirado homenaje a su figura como profesor.

No cabe la menor duda de que Ratzinger ha sido uno de los intelectuales más notables de los tiempos recientes. La Historia se encargará de analizar la obra y de presentar el legado de esta insigne personalidad en su verdadera dimensión. Hoy puede que para algunos sólo sea el papa que renunció a su cargo el 28 de febrero de 2013, pero yo no quiero olvidar su faceta como profesor.

Ya desde la primera vez que leí alguno de sus trabajos, me quedé prendado de la profunda honradez intelectual que los alentaba y del genuino estilo docente que brillaba en ellos. Me llamó poderosamente la atención su manera de desarrollar los temas: se hacía preguntas y enumeraba las diferentes respuestas que la razón podía dar a esas cuestiones, para pasar a continuación a escudriñar cuál de ellas había de ser la verdadera y por qué. Digamos que sus exposiciones no eran ejercicios de erudición sino lecciones de un maestro a sus discípulos.

¿Cómo no sentirse interpelado por el ejemplo de su magisterio y atrapado por el magnetismo de su rectitud en la búsqueda de la verdad? Ojalá abundaran muchos doctos maestros como Ratzinger, auténticamente comprometidos con el conocimiento.

Cuenta la prensa que las últimas palabras de Benedicto XVI han sido “Señor, te quiero”. Creo que esta postrera declaración explica su lúcida trayectoria intelectual y su mediática renuncia al papado.

Ratzinger y Europa



Addenda (4 de enero de 2023)

Dejando aparte los inevitables rebuznos de los sectarios de siempre, en estos días se ha escrito mucho y bien sobre Ratzinger y, de todo ello, me gustaría destacar su profundo europeísmo. En su famoso discurso de Ratisbona en 2006 dijo:

“Este acercamiento interior recíproco que se ha dado entre la fe bíblica y el planteamiento filosófico del pensamiento griego es un dato de importancia decisiva, no sólo desde el punto de vista de la historia de las religiones, sino también del de la historia universal, que también hoy hemos de considerar. Teniendo en cuenta este encuentro, no sorprende que el cristianismo […] haya encontrado finalmente su impronta decisiva en Europa. Y podemos decirlo también a la inversa: este encuentro, al que se une sucesivamente el patrimonio de Roma, creó a Europa y permanece como fundamento de lo que, con razón, se puede llamar Europa.”

Al respecto, me parecen esclarecedores y complementarios los artículos “El último gran Papa” de Federico Jiménez Losantos y “Creer en lo sobrenatural para salvar lo natural” de Francisco José Contreras, ambos aparecidos –no es casualidad– en Libertad Digital, un medio liberal, porque la pérdida de los valores éticos asociados al catolicismo está en la raíz de esta exaltación de la voluntad humana que tanta merma de libertad nos está procurando.