sábado, 22 de julio de 2023

Lord Kelvin, discrepo de lo que dicen que dijiste

Lord Kelvin fue un físico británico famoso por la escala Kelvin, una escala de temperatura que tiene la particularidad de comenzar en el cero absoluto, esto es, en los –273,15 ºC. El cero absoluto es inalcanzable, pero fascinante por la variedad de fenómenos asociados a la falta de movimiento de las partículas que se hallan a 0 K. En ese estado,  ¿se cumple el principio de indeterminación de Heisenberg? ¿los cristales son perfectos o se producen condensados?

Además de en la termodinámica, lord Kelvin destacó en el campo de la electricidad y realizó importantes aportaciones en ingeniería, todo lo cual le valió el título de lord, entre otros muchos reconocimientos. También hizo algunas predicciones que resultaron erróneas, todo sea dicho. No obstante, es citado en muchas ocasiones por el siguiente fragmento de una conferencia dictada en Institution of Civil Engineers el 3 de mayo de 1883:

"I often say that when you can measure what you are speaking about, and express it in numbers, you know something about it; but when you cannot measure it, when you cannot express it in numbers, your knowledge is of a meagre and unsatisfactory kind; it may be the beginning of knowledge, but you have scarcely in your thoughts advanced to the stage of Science, whatever the matter may be."

Que podríamos traducir más o menos así:

"A menudo digo que cuando puedes medir de lo que estás hablando y expresarlo en números, es que sabes algo al respecto; pero cuando no puedes medirlo, cuando no puedes expresarlo en números, tu  conocimiento es pobre e insatisfactorio; puede ser el comienzo del conocimiento, pero tú apenas te has acercado en tus pensamientos al estado de Ciencia, sea cual sea el asunto de que se trate."

Pues bien, aunque yo no soy lord ni lo voy a ser, discrepo de esta famosa sentencia. No todo lo cuantificable es Ciencia ni toda la Ciencia debe venir cuantificada. Me explicaré. Los físicos describimos el comportamiento de la Naturaleza, es decir, respondemos al cómo, pero no tenemos herramientas para conceptualizar, para explicar el qué.

Veamos un ejemplo con el movimiento. Somos capaces de formalizar matemáticamente la velocidad y asignarle un número, pero no encontramos respuesta a la pregunta de qué es el movimiento. Para ello hemos de recurrir a la Filosofía, que también es Ciencia, aunque no sea empírica.

¿Qué es el movimiento desde un punto de vista filosófico? Es el paso de la potencia al acto. Y esta definición no es pobre ni insatisfactoria. De hecho, la Filosofía representa el primer grado de abstracción, las Matemáticas el segundo y las ciencias empíricas el tercero. ¡Ojito, que hay rangos!

Como ya he dicho alguna vez, vivimos en una sociedad que se deja deslumbrar por los números, pero no sabe nada de Filosofía. Los conspiranoicos están convencidos de que la reducción de las asignaturas humanísticas en general y filosóficas en particular en los planes de estudios es intencional, para conseguir ciudadanos-borregos. Yo no lo sé, pero sí que estoy de acuerdo en que a menos conocimientos humanísticos menos libertad y más manipulación a través, precisamente, de los números. Por eso recomiendo leer, para desarrollar un sano espíritu crítico.

Volvamos a lord Kelvin. En realidad, lo que dijo no es exactamente lo que se suele citar, sino algo más. Su discurso comenzó así:

"In physical science a first essential step in the direction of learning any subject is to find principles of numerical reckoning and methods for practicably measuring some quality connected with it."

Esto es:

"En la ciencia física, un primer paso esencial en el aprendizaje de cualquier tema es encontrar principios de estimación numérica y métodos para medir practicablemente alguna cualidad relacionada con él."

Y ahora, ante el texto completo, sí que puedo manifestar mi conformidad. Lord Kelvin no hizo una afirmación general, sino que se limitó a la Física. Hay que tener cuidado con las referencias sesgadas, porque nos pueden inducir a extraer conclusiones falsas.

No quiero terminar sin referirme a que nuestro lord era un ferviente creyente anglicano que iba todos los días a misa. Esto va por los que afirman que para hacer ciencia de calidad hay que ser ateo. Nada más lejos de la realidad. De hecho, lord Kelvin está enterrado en la abadía de Westminster junto a Isaac Newton, otro insigne físico y teólogo anglicano, de quien se estima que más de un tercio de su producción científica fue sobre teología.


martes, 11 de julio de 2023

Mi idolatrado estudiante

Este mes de julio se cumplen 70 años de la publicación de Mi idolatrado hijo Sisí, de Miguel Delibes. En esta novela se nos cuenta la vida de Cecilio Rubes, un frívolo y egoísta comerciante de sanitarios y bañeras que, aburrido de la vida tras seis años de matrimonio, decide tener un hijo, a pesar de que cuando se casó le advirtió a su esposa que no deseaba descendencia.

"A Cecilio Rubes no le gustaban los niños. Entendía que de todos los martirios conocidos, soportar a un niño era el más metódico y refinado.”

Cecilio educa a su vástago de una manera extremadamente complaciente, incluso en contra del parecer de su mujer. No le importa si el chico deja de estudiar, frecuenta malos ambientes o no respeta a los demás. En el fondo, le consiente todo por su propia comodidad. Lamentablemente, el pequeño Sisí termina siendo víctima de esa educación poco rigurosa y se convierte en un mujeriego veleidoso y vacío, acostumbrado a que se haga siempre su voluntad.

“—¡Cielo santo! —chilló Rubes—. Trataste pocas criaturas en la vida, ¿verdad querida? Bien, ¿cuándo vas a darte cuenta de que ni el arte, ni la ciencia, ni la educación se encuentran en los libros? Para tratar a tu hijo, Adela, no te debes guiar de un libro, sino de tu propio corazón. ¡Eso es!
Insistió Adela:
—No soy partidaria de blanduras con los chicos, Cecilio, ya lo sabes. ¿No crees que con esta actitud no hacemos más que perjudicarle?
Perjudicarle, perjudicarle... ¿Piensas que un niño es más feliz llevándole siempre la contraria que viviendo su vida libremente?”

La historia termina de manera dramática, pero previsible, sin duda. Creo que el fondo de la cuestión es absolutamente actual. Vivimos tiempos controvertidos en educación... Como nos alerta Daniel Arias-Aranda, estamos engañando a los estudiantes en ese iluso afán de procurarles felicidad a base de ahorrarles todo esfuerzo. Es todo lo contrario: el joven, de suyo, se colma de satisfacción cuando supera los desafíos a los que se enfrenta.

Nuestros neopedagogos de despacho proclaman que hay que escuchar al alumno (aunque ellos no escuchan a los profesores), como si la enseñanza consistiera en agradar. No, el auténtico maestro debe ser un líder en el sentido etimológico del término, esto es, un guía que conmina a sus discípulos a avanzar por el camino de la verdad con el ejemplo de su esfuerzo y el encanto de su saber.