lunes, 26 de julio de 2021

Totalitarismo

No sé si será que me estoy haciendo mayor o qué, pero tengo la sensación de vivir bajo la amenaza de un creciente totalitarismo. La sensación es tanto más inquietante cuanto más se disfraza de democracia, servicio público, asistencia y protección al ciudadano, etc.

Algunos signos son evidentes: el varapalo del Tribunal Constitucional al Gobierno por el primer estado de alarma, la previsible declaración de ilegalidad del segundo, la investigación de las ayudas a determinadas empresas y otros muchos ejemplos que todos tenemos en la cabeza y que no quiero mencionar ahora.

Otros signos son menos obvios, pero también elocuentes: leyes que pretenden imponer una "verdadera" interpretación de la Historia, decretos de caso único, florecimiento de agencias que dictaminan qué es verdad y qué no lo es, propuestas de subidas de impuestos para ciudadanos sobre los que no se tienen competencias, trato de favor a ciertos grupos, personas o instituciones por conveniencia política, falta de transparencia en la gestión de lo público y un largo etcétera que no viene al caso enumerar, aunque a todos se nos ocurren varios asuntos susceptibles de ser incluidos en la lista.

No obstante, en mi opinión, existen otras señales que son casi imperceptibles, pero, justo por ello, muy peligrosas. Una de ellas es la creciente intromisión de los organismos públicos en la familia. So capa de ofrecer un servicio, los poderes públicos meten las narices dónde no deben.

Pondré como ejemplo el siguiente titular: "Un estudio permitirá conocer mejor la situación de la infancia y adolescencia". Esta copiado de una revista municipal. Este estudio debería hacer saltar todas las alarmas de una sociedad sana. ¿Para qué quiere el concejal de turno conocer la situación de la infancia y la adolescencia? Esa situación es responsabilidad de los padres. Tampoco veo que un ayuntamiento haya de detentar competencias de esta categoría. Una vez termine el estudio, ¿qué hará el concejal con esos datos?

Lo deseable es que los padres puedan ejercer sus funciones con todos los instrumentos que les corresponden y con las máximas garantías. En todo caso, si ellos no pueden, serán los poderes públicos los que subsidiariamente y agotados otros caminos, salgan al paso.

Ya sé que estos estudios, que suelen consistir en una encuesta que rellena el 1% de la población objetivo, sólo sirven para gastar un presupuesto que garantiza el sillón del concejal y de unos funcionarios, pero estas cosas las carga el diablo... y las dispara un imbécil. Nos acostumbramos, poco a poco, a que se entrometan en nuestra casa y terminan cosiéndonos una estrella amarilla en la solapa.

Como padre, denuncio las crecientes dificultades que nos impone el cuerpo legal español, quitándonos autoridad a los progenitores con las excusa de proteger los derechos de la infancia y la adolescencia. Evidentemente, el Estado tiene el deber de evitar y corregir abusos, pero no puede debilitar la patria potestad hasta anular la natural jerarquía que impida que una familia navegue a la deriva por culpa de un joven engreído, estúpido, cobarde, mal aconsejado o un poco de todo ello a la vez.

En este sentido, el pésimo sistema educativo que padecemos en España es un factor que contribuye a desarmar los mecanismos de defensa de los ciudadanos y favorece la extensión y profundidad del totalitarismo.

bota-pisa-edelweiss

NOTA:

A cuenta de los jóvenes engreídos, recuerdo algo que me contaba un viejo amigo, profesor ya jubilado de un colegio concertado. Él estuvo impartiendo la asignatura de Física en 2º de bachillerato durante algunos años y se lamentaba de las presiones que recibía por parte de la dirección del centro para que aprobara a los estudiantes. Me decía que terminaba preguntando en los exámenes sobre el color del caballo blanco de Santiago y aseguraba, con toda la razón, que un efecto colateral de aquel sistema decadente era la soberbia que arraigaba y crecía sin control en aquellos jóvenes corazones engañados, falsamente convencidos de que sabían mucha Física.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.