martes, 29 de noviembre de 2016

Aprendizaje de película

–¿Qué tal hoy en el instituto? –pregunto nada más empezar a comer.
–Hoy hemos visto una película en sociales –responde Miguel.
–Y yo otra en mates –se apresura a intervenir Rocío.
–¿En mates también veis pelis? ¡Qué chulo! –y dirigiéndome a Miguel pregunto– ¿Sobre qué iba el debate en sociales?
–Sobre nada. Hemos estado toda la clase viendo la peli... –silencio y fundido a negro.
Esto no es un fragmento de una novela. Es realidad. Los chicos ven muchas películas en el instituto. Y no seré tan carca como para negar que una película bien seleccionada no pueda ser un excelente recurso didáctico. Lo que no termino de ver es la cantidad de horas consumidas por este recurso ni el “modo de empleo”. ¿No sé? ¿Qué menos que una explicación? ¿Por qué no un debate? Pero no. Lo habitual es echar la peli como en el cine pero sin palomitas... y dentro de poco el profesor pagará una ronda de palomitas por aquello de que hay que motivar.
La imagen capta la atención más fácilmente que la exposición oral o que la lectura pero no es más eficaz si se trata de enseñar. Posiblemente es útil si la intención (no reconocida) es que los chicos estén quietos pero no tanto si el objetivo es que aprendan. Alguno ya estará pensando: “¿Ves como eres un carca?”. Pero voy a intentar demostrar lo que afirmo. La diferencia está en el trabajo de abstracción que realizamos. Con la imagen ese proceso de abstracción es casi nulo mientras que crece cuando tomamos apuntes durante una exposición oral y es máximo con la lectura.
Así, por ejemplo, existe una gran diferencia entre ver una película de una novela y leer la novela. Cuando ves la película ya te dan todo “pensado” mientras que cuando lees pones en marcha la imaginación, el espíritu crítico y activas la capacidad de abstracción. En este sentido, puede haber tantas novelas como lectores y se comprende aquel juicio de “no me ha gustado la película porque no es cómo me lo imaginé al leer el libro”.
La abstracción fija los conocimientos y nos predispone a adquirir los siguientes con mayor facilidad. Sin embargo, una película nos presenta, ya digerido, el trabajo de abstracción de otra persona. Además, el lenguaje cinematográfico usa las emociones como vehículo de las ideas... y las emociones no son garantía de éxito en esto de aprender (¡lo sé!, con esta afirmación ya paso directamente de carca a facha) por muy nobles que sean. Y no olvidemos que la imagen es plana, ¡nos roba una dimensión de la realidad! Y una película no es más que una sucesión de 24 imágenes por segundo.


sábado, 26 de noviembre de 2016

¿Volvemos a la Edad Media?

La Edad Media tiene mala prensa. No suena tan mal como calificar algo de franquista, pero evoca un cierto grado de brutalidad, oscuridad, frío, caminos llenos de barro y señores feudales. No deja de ser injusta tal simplificación para un periodo de la Historia que abarca unos mil años y del que conservamos tantos tesoros artísticos, literarios... o, sin ir más lejos, la aparición de las primeras universidades.
Pues bien, me pregunto si no estaremos volviendo a esa época. Y no lo digo por los señores feudales ya que hoy en día también hay feudos y señores que mandan en ellos y viven -sobre todo eso- ¡viven muy bien! Pero de los feudos y sus señores hablaré otro día.
En la imagen vemos la iglesia de san Martín de Frómista (Palencia). Es un edificio románico construido en el siglo XI y restaurado magníficamente a finales del siglo XIX. El detalle muestra algunos de los más de 300 canecillos que adornan el templo. Estuvimos allí en agosto de 2015 y recuerdo la belleza del monumento y el frío que pasamos.


Pues bien, las figuras de los canecillos representan todo un programa iconográfico destinado a enseñar a la gente todo tipo de cosas: cuestiones religiosas, mitos profanos, fábulas moralizantes e incluso advertencias sanitarias al estilo de nuestras cajetillas de tabaco. Todo ese esfuerzo iconográfico se repite por doquier durante la Edad Media. ¿Por qué? ¿Por estética? En la Edad Media la gente no sabía leer (típica afirmación de pseudopedagogo que nadie discutirá pero que no deja de ser una verdad a medias) y una manera de enseñar era utilizar imágenes. Digamos que los analfabetos aprendían algo gracias a lo que les entraba por los ojos.
Si saltamos al presente, uno de los hechos más lacerantes que comprobamos en la universidad es la falta de comprensión lectora de nuestros alumnos. Aunque parezca mentira, ¡ya no entienden lo que leen! No comprenden el enunciado de un problema porque no entienden las palabras. Y otro hecho, este desconcertante, es que cuando buscan cómo hacer algo prefieren ver un video a leer un texto.
Parece que, aunque se les ha enseñado a leer y a escribir, sólo se encuentran cómodos si la información les entra por los ojos. ¿Dónde está la capacidad de abstracción? Y por eso digo, ¿estaremos volviendo a la Edad Media?


jueves, 24 de noviembre de 2016

El alcalde y los deberes escolares

Parece ser que el alcalde de Rivas-Vaciamadrid, Pedro del Cura, participó como ponente en la conferencia "Es un deber hablar de los deberes escolares" celebrada recientemente en la Universidad Autónoma de Madrid. Y al mismo tema de los deberes escolares dedica su columna política en la revista Este de Madrid (noviembre de 2016).
No voy a entrar en la oportunidad o no de que un alcalde trate (como alcalde) de un tema que no es de su competencia... ¡Bueno¡ ¡Sí entro! Creo que no es oportuno. Puede entrar como padre, como ciudadano... pero no lo termino de ver bien si utiliza la atalaya de su cargo para pontificar sobre algo que no cae bajo su jurisdicción.

A lo que iba. Dice Pedro del Cura textualmente "nuestra infancia y juventud son quienes más horas dedican a hacer deberes en casa con una media de 6,5 horas al día". Y no me lo creo. Como padre puedo afirmar rotundamente que eso no es cierto. Semanas hay que no se llega a esa cantidad de horas ni sumando el tiempo dedicado a los deberes de lunes a viernes.
Además, si se habla de media, sólo por una cuestión matemática tiene que haber chicos que se queden sin dormir... ¡Que no! ¡Que no! Vamos, que tiene que ser un error tipográfico.
Lo que sí es cierto es que este asunto de los deberes se ha puesto de moda y, como suele pasar con las controversias educativas, se toma el rábano por las hojas. A mi me llama la atención que hoy en día los padres hagan los deberes con sus hijos y también me llama la atención la cantidad de horas lectivas que se pierden con talleres diversos, iniciativas educativas de éxito, charlas sobre seguridad vial, etc., etc. y muchos más etcéteras... algunos de los cuales sí que son competencia del alcalde.

F. J. Pulido (Imagen del banco MEC)

Alberto Royo


Habíamos quedado en que iba a contar aquí mis opiniones sobre educación. Pues bien, a modo de declaración de intenciones, voy a recomendar el libro de Alberto Royo titulado Contra la nueva educación.
Alberto es músico y profesor de secundaria y, además, es joven y muy divertido. Su libro aboga por una enseñanza basada en el conocimiento y, esto que podría parecer una evidencia, se ha convertido hoy en día en una idea totalmente disruptiva. Hoy se educa en valores, se motiva, se promociona la creatividad y el afán de emprendimiento, se rinde culto a las “nuevas tecnologías”... pero se enseña poquito, ¡poquito!... no sea que alguien vaya a quejarse.
Leyendo el libro del profesor Royo me viene a la cabeza la fábula de Hans Christian Andersen conocida como El rey desnudo. Ante tanto gurú de la educación proponiendo chorradas, este libro nos grita como el niño de la fábula: “¡Pero si el rey va desnudo!”.
Mi enhorabuena Alberto por el libro y por tu valentía al publicarlo y que sepas que en la universidad te leemos.


sábado, 19 de noviembre de 2016

El perro del hortelano

Hace unos días estuve con Nieves, Bea y Alberto viendo El perro del hortelano de Lope de Vega en el Teatro de la Comedia. Con esta representación dirigida brillantemente por Helena Pimenta se abre la temporada 2016-2017 de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
El teatro presenta un aspecto estupendo después de su reapertura el año pasado tras varios años de obras. El día que fuimos el lleno absoluto ya indicaba el interés del público en la obra propuesta.
Esta versión de la obra del Fénix de los Ingenios aúna fidelidad al autor y ciertos toques de originalidad. En mi opinión respetar al autor es muy de agradecer y saber conjugar ésto con la dosis adecuada innovación es un arte que no siempre se consigue.
La verdad es que pasamos un rato excelente que se nos fue casi sin darnos cuenta. Me gustaron todos los actores pero Rafa Castejón que hace de Teodoro está magnífico así como Joaquín Notario que representa a Tristán. No obstante, nos encantó el trabajo de Marta Poveda en el papel de Diana. ¡Qué bien está! Tierna, divertida, convincente, perpleja, celosa, cautivadora, desconcertante... Todo eso y más consigue Marta con una interpretación no sólo de palabras sino de gestos, miradas y una presencia que llena el escenario.
Si la temporada pasada de la CNTC fue un éxito parece que este curso vamos por el mismo camino. ¡Mis felicitaciones!

El perro del hortelano