jueves, 2 de febrero de 2017

Innova y haz lo que quieras

El título de esta entrada parafrasea el “ama y haz lo que quieras” de Agustín de Hipona. La célebre sentencia resume un principio moral que ha dado muchos quebraderos de cabeza a moralistas de todas las épocas por su propensión a servir de excusa a cualquier actitud licenciosa.
Lo cierto es que la innovación, como el amor de Agustín, se convierte con frecuencia en coartada perfecta para los caraduras de la educación: “innova y haz lo que quieras”. Hago lo que me da la real gana y que nadie me critique, ¡que estoy innovando!
La innovación es una actitud que tiene buena prensa. Igual que invocar el amor siempre suena bien, proponer algo novedoso siempre tiene aceptación, despierta la curiosidad y evoca un panorama positivo. Hasta aquí todo es natural... El problema es que en educación (como en casi cualquier cosa) tras la propuesta innovadora tiene que haber un proceso de evaluación de resultados que ratifique la bondad de la idea o que la destierre porque no contribuye a los fines de la educación. Digamos que la innovación tiene que venir acompañada de una gran dosis de honradez intelectual y humildad profesional que permita dilucidar su eficacia.
Lamentablemente, lo más habitual hoy en día es que se tome por bueno todo lo que es nuevo sin cuestionar los resultados. Es más, mostrando una resistencia numantina a que se contrasten los resultados. De ahí viene parte del rechazo a las reválidas y pruebas similares.
Permítame, paciente lector, que encasquete aquí algo relacionado con la Arquitectura de Computadores, mi asignatura. William Kahan, matemático especializado en ciencias de la computación, dijo hace ya tiempo que “lo rápido expulsa a lo lento aun cuando lo rápido sea erróneo”. Pues bien, podríamos parafrasear también a Kahan diciendo que en educación “lo nuevo expulsa a lo viejo aunque no sirva para nada”... y prometo no parafrasear a nadie más, ¡de verdad!
Ya no sirve aprender nada de memoria, la clase magistral está proscrita, el mérito y el esfuerzo son carcas (y he leído que hasta neoliberales)... Ahora lo que mola es el FC (Flipped Classroom), el e-learning (aprendizaje electrónico), el coaching, las TIC y toda una colección de anglicismos, siglas y acrónimos que quedan muy bien en boca del experto educativo pero que no sé si resistirían la prueba del algodón de un examen en condiciones.
Esto de la innovación también es un filón para ciertas empresas. Muchas veces el fervor por la innovación no es más que búsqueda de negocio. El pasado mes de diciembre publicaba LA VANGUARDIA un artículo titulado “El móvil entra pisando fuerte en las aulas” en el que se nos cuenta como la administración educativa catalana no ve más que ventajas al uso de los smartphones en clase. Por supuesto que el artículo desliza varios nombres de proveedores de contenidos. Tampoco resulta extraño que la Fundación Telefónica esté detrás del proyecto educativo XLDesafío que tiene como fin fomentar el uso de las nuevas tecnologías en la educación, según publicaba XL Semanal en noviembre. Y en esta misma línea tenemos empresas de creación de contenidos para tabletas ligadas a cadenas de colegios concertados/privados. Evidentemente, todo es lícito pero que cada cual saque sus propias conclusiones.
No quiero terminar sin volver a Agustín de Hipona. Recuerdo la alegría que me llevé leyendo su autobiografía Confesiones, cuando relata lo que anhelaba ir a Roma a ejercer su carrera de profesor de retórica con la esperanza de encontrar buenos alumnos, harto ya de los que tenía en Cartago. ¡Y estamos hablando del año 354! Por mucho que innovemos el hombre no cambia.




8 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Maria (sin tilde que es como se escribe en este caso) por tu amable comentario. Haces referencia a un par de temas muy interesantes que me han despertado la necesidad de escribir algo sobre cada uno de ellos. Lo haré en respuestas separadas a continuación.

      Eliminar
    2. Primero hablaré sobre la tecnología y su papel en la innovación. Está claro que innovar es bueno y, como tú dices, lo hacemos de manera natural a diario. Y está claro que la tecnología puede ser conveniente. Ahora bien, caer en el arrobamiento ante la posibilidad de que Moodle nos proporcione preguntas de test barajadas para responder en el móvil es un poco bobo. ¿Qué pensaríamos de los que disfrutaron de la invención del bolígrafo si hubieran caído en ese tipo de éxtasis?
      Y enlazo con lo que dices tú. El deseo de sustituir al profe por una máquina es un hecho. ¡Ya les gustaría a muchos totalitarios prescindir del profesor!
      Sin embargo, todavía es necesario (y lo será siempre) que la colección de preguntas de Moodle la piense un profesor...

      Eliminar
    3. Y respecto a las preguntas de test de Moodle, me viene a la cabeza algo que pasó hace casi cuatro décadas. Había una institución que exigía superar una prueba de acceso para ingresar en ella. La prueba consistía en una colección de preguntas de test. Como llevaban muchos años haciendo las mismas preguntas, circulaban por Madrid apuntes con todas las respuestas correctas...
      Con los exámenes de test de Moodle sucede lo mismo.

      Eliminar
    4. Segundo. Sobre los grupos interactivos. Estoy de acuerdo en que son una pérdida de tiempo... aunque a algún papá le sirva para subir la autoestima. Con todo, lo que me parece peor es que se llaman "de éxito" desde el minuto 0 sin esperar a evaluar los resultados o incluso sin querer evaluar los resultados. Digamos que es "de éxito" por definición.
      Creo que esto corrobora lo que digo en la entrada: "innova y haz lo que quieras" que es "de éxito".

      Eliminar
  2. Estoy de acuerdo contigo en que no toda innovación tiene que resultar útil, pero tampoco tiene por qué resultar inútil. Así como también comparto el que el hombre no cambia, pero sólo si no está dispuesto a cambiar y abrirse a lo nuevo. Y creo que, a veces no es cuestión de desterrar lo nuevo a favor de lo conocido o al revés, sino de quedarnos con lo que nos puede servir de ambos sistemas, ya que para mí hay una realidad y es que la vida es cambio, cambio constante, y a veces resistirnos, oponernos a ese cambio no necesariamente nos enriquece, sino que nos va empobreciendo porque hay cosas nuevas que nos pueden facilitar el trabajo y eso no significa que vayamos en contra de realizar las cosas con esfuerzo y tratando de hacerlo lo mejor posible. Para mí si es importante la innovación porque implica irnos cuestionando lo que conocemos y nos permite evolucionar y probar a hacer las cosas de otra manera. Y socialmente se está dando un cambio, nos guste o no y hay quienes creemos que se puede educar de otra manera, incluyendo también la educación en igualdad, otra innovación¡¡¡, y ya veremos qué sucede, ¿no? Y yo sí creo en el "Ama y haz lo que quieras, con responsabilidad hacia ti y los demás".Buen día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por tu comentario, Elena! La vida es cambio. ¡Claro! Sino no es vida. Pero la esencia del hombre no cambia. Agustín de Hipona quería buenos alumnos hace 1.600 años y yo quiero buenos alumnos hoy... ¡Eso no ha cambiado!
      La diferencia está en que Agustín no podía usar Moodle para evaluar a sus alumnos porque ni existía Moodle ni había móviles. Sin embargo, lo importante no es cómo evalúo a los alumnos sino qué les pregunto a los alumnos. ¿De qué me sirve Moodle si las preguntas están mal formuladas? Por eso digo que lo importante son los conocimientos no las herramientas.
      Evidentemente, si tenemos papel y bolígrafos no vamos a usar pergaminos y plumas de ganso.

      Eliminar
    2. La educación en igualdad no creo que sea una innovación. Ahora se habla mucho de ella pero yo no termino de verla. Para educar en igualdad debería educarse en el respeto al otro y lamentablemente observo que cada vez hay más publicidad y menos respeto. Pero este tema daría para mucho...

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.